jueves, 11 de diciembre de 2008

Universalizar los conocimientos sobre evolución









Expone periodista española en Seminario Regional celebrado en Cuba experiencia de socialización del conocimiento en el ámbito de la evolución humana


Texto y fotos: Flor de Paz

Los resultados obtenidos por la Fundación Atapuerca, ubicada en Burgos, España, en su proyecto de comunicación y socialización del conocimiento, fueron expuestos el en recién celebrado Seminario Regional de Periodismo Científico, que hizo coincidir en La Habana a más de una veintena de reporteros latinoamericanos y a un similar número de profesionales cubanos.
Patricia Martínez, periodista de la mencionada institución, explicó cómo la Sierra de Atapuerca y los importantes descubrimientos paleoantropológicos allí acontecidos han constituido una enorme fuente de conocimientos que la Fundación del mismo nombre ha llevado a la sociedad española.
“Antes de que nos propusiéramos estos objetivos la ciencia en nuestro país solo interesaba a los científicos”, afirma la periodista.
“En la actualidad, mencionar el nombre de Atapuerca en España es como citar cualquiera de los sitios más conocidos de la geografía ibérica. Además, la mayoría de las personas conocen que se trata de un sistema de yacimientos visitables donde han sido hallados restos humanos muy antiguos. Pero especialmente los niños y los adolescentes han sido muy beneficiados por esta socialización del conocimiento desarrollada desde la Fundación Atapuerca.
Con la creación de juegos, parques y centros de interpretación, los más pequeños acceden a valiosa información sobre la vida prehistórica en la sierra burgalesa y acerca de la evolución humana. “Muchos de ellos conocen con gran precisión los orígenes de nuestro género y dominan las esencias del proceso evolutivo”, explica Patricia Martínez.
Ahora, con un enfoque más didáctico y comunicativo, la Fundación Atapuerca pretende hacer llegar sus mensajes a otras partes del mundo. “Pensamos que este conocimiento es patrimonio de la humanidad y no es suficiente socializarlo solo en España”.













Patricia Martínez intercambia con el Profesor Vicente Berovides (de la Universidad de La Habana) quien impartió la conferencia Evolucionismo Vs. creacionismo.
En ese afán, la especialista en comunicación, a nombre de la institución que representa, propuso el establecimiento de un intercambio entre esta y la revista cubana Juventud Técnica, dirigido a la colaboración en el campo informativo y didáctico relacionado con el acontecer paleoarqueológico de la Sierra y con el universo de la evolución.
Acerca de su presencia en el Seminario Regional de Periodismo Científico consideró muy útil haber el conocido cómo se desarrolla esta especialidad fuera de su país y de qué manera es llevada la ciencia a los medios de comunicación en Cuba y en el contexto latinoamericano.
“Observé cómo en el sistema de prensa de la Isla se dedican diferentes y numerosos espacios a la ciencia en los más diversos medios y que existe una revista como la Juventud Técnica, dirigida especialmente a los jóvenes”.

domingo, 7 de diciembre de 2008

Mensaje desde el laboratorio

¿Divulgación o periodismo científico?¿Qué es la seudociencia? Evolucionismo vs. Creacionismo ¿Debate científico? Están entre las conferencias que serán impartidas en el I Taller Internacional de Periodismo Científico, a celebrarse los días 8, 9 y 10 de diciembre próximos en La Habana.
Contribuir a elevar la eficacia y las competencias de profesionales iberoamericanos, e intercambiar experiencias con expertos, es el objetivo del encuentro que auspician la Cátedra de Periodismo Científico y Medio Ambiente del Instituto Internacional de Periodismo José Martí, la UNESCO y el Ministerio de Ciencias Tecnología y Medio Ambiente de la República de Cuba.
Otras conferencias que se desarrollarán en el encuentro son ¿Qué ciencia para qué mundo? Tendencias del periodismo contemporáneo. Periodistas y científicos: el juego de la soga, Técnicas de comunicación, documentación y recursos de información para periodistas.
Además de las conferencias, el programa de trabajo incluye el panel Panorama de la ciencia y la tecnología en el mundo contemporáneo en el cual reconocidos expertos hablarán sobre energía, nanotecnología y nuevos materiales y biotecnología y vacunas.
Otro panel, dedicado al medio televisivo, abordará la experiencia de Universidad para Todos como un programa de popularización de la ciencia en la televisión con un propósito educativo.
Un taller en el que los periodistas expondrán sus experiencias prácticas en los contextos iberoamericano y nacional, tendrá lugar en la última sesión del evento.
Los acontecimientos del mundo científico, cada vez más ligados a la cotidianidad de las sociedades, requieren de periodistas bien informados capaces de emitir un mensaje claro para acortar así la tradicional distancia establecida entre los ciudadanos y el universo de la ciencia.
Valorar, analizar, comprender y explicar lo que está pasando y pueda pasar, es la función principal de los periodistas científicos, encargados de recontextualizar la información proveniente de la investigación científica y hacerla comprensible a la mayoría de las personas. (Flor de Paz)

jueves, 4 de diciembre de 2008

Nuevas imágenes del cráneo de Homo antecessor




Gracias a una completa reconstrucción y su posterior digitalización, efectuada en el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), ha podido apreciarse por primera vez el cráneo entero de Homo antecesor, especie descubierta en el yacimiento de Gran Dolina, Atapuerca, España, en el año 1994.
Este ha sido el principal atractivo del stand del IPHES y del área de Prehistoria de la Universidad Rovira i Virgili, de Tarragona, organizado para la recién concluida semana de la ciencia, celebrada en el Palacio de los Congresos de esta ciudad.
El proceso de trabajo para obtener el rostro de Homo antecesor se inició con una reconstrucción modelada del cráneo, a partir de dos fragmentos encontrados en el yacimiento de Gran Dolina –explica Gala Gómez, restauradora del IPHES.
“Conté con un maxilar y un frontal de los cuales se habían hecho moldes. A partir de ahí modelé el resto del cráneo con plastilina. Después, el también restaurador Alex Soler, hizo un molde de silicona del conjunto y acto seguido reprodujo la pieza en resina de poliéster.
“Este trabajo ha implicado que, sobre la reproducción en resina, se hayan tenido que pintar los huesos del cráneo encontrados en Gran Dolina, diferenciándolos de la parte modelada.
“Con el fin de permitir una distinción clara entre los fragmentos originales y los añadidos, hemos seguido un criterio de restauración arqueológica mediante la aplicación de una tonalidad neutra en las partes reconstruidas”, puntualizó Gala Gómez, quien ha hecho realidad todo este trabajo con el asesoramiento del Carlos Lorenzo, investigador del IPHES y profesor de la Universidad Rovira i Virgili.
“La reconstrucción completa del cráneo de Homo antecesor no se había hecho nunca y hemos concebido la parte posterior del cráneo a partir de restos del homínido de Ceprano, Italia, y del de Dmanisi, Georgia”, asegura el científico.
“Evolutivamente, estos fósiles son los más próximos a antecessor y algunos de ellos permiten conocer cómo sería la cara de un adolescente de hace un millón de años.
A partir de la reconstrucción realizada ha sido digitalizado el cráneo de Homo antecessor y se ha elaborado por primera vez una recreación en 3D del aspecto que tendría este homínido, tarea que ha estado a cargo de un equipo encabezado por el especialista de esta tecnología en el IPHES, Jordi Espona.
“Incluso, hemos puesto piel y músculos al homínido de manera que puede contemplarse en acción mediante un diorama”.
En el stand del IPHES en la Feria de la Ciencia también fueron exhibidas fotografías de 14 años de investigación en el entorno de Homo antecesor. Además, se mostraron réplicas de cráneos de Homo ergaster, Homo georgicus, Homo neandertalensis y Homo Sapiens.(Cinta S. Bellmunt, IPHES. Fotos: Jordi Espona)

domingo, 28 de septiembre de 2008

ATA '08: Resultados


YACIMIENTOS DE LA TRINCHERA DEL FERROCARRIL:
Cueva de la “Sima del elefante”

En esta campaña del 2008, en el yacimiento de la Sima del Elefante se ha seguido excavado el nivel TE9c. En este nivel, datado entre 1,2 y 1,3 millones de años, el año pasado se recuperó una mandíbula humana atribuida de forma provisional a Homo antecessor y que corresponde al homínido más antiguo registrado en Europa Occidental. Durante la campaña de excavación del 2008 se han recuperado nuevas evidencias de la presencia de los homínidos en la Sierra de Atapuerca. En primer lugar se ha recuperado una primera falange del dedo V de la mano izquierda de un homínido, junto al que se han localizado algunas piezas de industria lítica en sílex así como huesos con fracturas de origen antrópico y marcas de corte que corresponden a animales de talla media y grande, como ciervos y bóvidos.
Por otra parte, en el nivel TE9c se ha registrado la presencia de diferentes animales que ayudarán a conocer el medio en el que vivían estos grupos humanos. De este modo, los restos óseos de macaco, águila pescadora, lince y ciervo recuperados indican la existencia de un medio relativamente arbóreo, con zonas abiertas y masas de agua en las que dicha águila podría obtener los recursos necesarios para su supervivencia.
A parte de la excavación del nivel TE9c, también se ha realizado una pequeña intervención en los niveles TE7 y TE8, donde se ha documentado la presencia de restos de micro y macro fauna. Este dato muestra que, como mínimo, los dos niveles inferiores de la cavidad contienen registro paleontológico, hecho que abre la posibilidad de registrar presencia humana de más de 1,3 millones de años en la “Sima del elefante”.
Covacha zarpazos
Esta campaña se ha trabajado en varios niveles achelenses de unos 400.000 años de antigüedad (GIIb, GIIc y GIId) con un equipo formado por seis personas. Se han recuperado más de 500 restos, tanto de fauna como de industria lítica, entre estos últimos destaca la aparición de un hendedor de sílex neógeno, un bifaz de arenisca y varias raederas, tres instrumentos muy característicos de la tecnología del Pleistoceno Medio. Entre la fauna, los restos de herbívoros (como el ciervo y el caballo) son los más abundantes. Sobre varios de ellos se han documentado marcas de corte, lo que da una idea de las actividades de carnicería desarrolladas por estos humanos. Sin embargo, se debe destacar también la aparición de un gran canino y una mandíbula derecha de león, ambos caracterizados por una gran robustez, evidencia del gran tamaño de estos animales en el pasado. Con estos hallazgos, se amplía el conocimiento actual del entorno, la tecnología y las actividades desarrolladas por el Homo heidelbergensis en la Sierra de Atapuerca.
Gran dolina TD6
Siguiendo la dinámica de los últimos años y para evitar desprendimientos, una parte de los trabajos efectuados durante la campaña del 2008 en “Gran dolina” han consistido en retranquear el corte del yacimiento que da a la “Trinchera del ferrocarril”. El año pasado, estos trabajos se concentraron en la parte superior del nivel TD6, que con unos 900.000 años de antigüedad es famoso por contener el estrato Aurora y los restos de Homo antecesor. Una vez atravesado este estrato, la excavación del 2008 se ha concentrado principalmente en el tramo medio de TD6, concretamente el subnivel TD6-3. Se trata de un sector relativamente pobre en restos arqueológicos, pero de una enorme complejidad estratigráfica y paleobiológica. Este lugar parece haber sido utilizado de manera esporádica por algunos carnívoros como refugio o cubil. Sin embargo, la representación aislada de algunos artefactos líticos indica la existencia de una presencia humana constante en la Sierra y sus alrededores en cronologías anteriores a la formación del estrato Aurora. Los estudios que se realizarán con estos materiales, permitirán conocer cuáles eran las relaciones de estos grupos humanos con la cavidad y con los grandes carnívoros en este periodo de tiempo situado entre el millón de años que tienen la base de la cueva y los 900.000 del estrato Aurora.
Gran dolina TD10
La excavación de mayores proporciones en la que se trabaja actualmente en la Sierra de Atapuerca se encuentra en la parte alta del yacimiento de “Gran dolina”, en el nivel TD10. Alrededor de 30 excavadores durante la segunda mitad del mes de junio y más de 40 a lo largo de todo julio han estado trabajando en una superficie de poco más de 80 m2. Concretamente, se ha intervenido el subnivel TD10-2, de una antigüedad de unos 300.000 años. A fecha de 20 de julio se han recuperado en él más de 10.200 huesos y 1.800 instrumentos de piedra. Estos restos corresponden a una de las fases de intensa ocupación de la cavidad, que son ya características del nivel TD10. Sin embargo, la capa excavada este verano presenta una combinación novedosa de rasgos. Por una parte, entre los fósiles recuperados se observa un predominio de los restos de bóvido nunca visto anteriormente en Atapuerca. Aunque este animal, muy parecido al bisonte actual, se encuentra en todos los conjuntos, hasta ahora siempre iba muy por detrás de los ciervos y de los caballos. Estos restos faunísticos se presentan, como es común en TD10: fuertemente antropizados, es decir, muy fragmentados a causa del aprovechamiento sistemático de la médula ósea como recurso alimenticio, y, además, con gran cantidad de marcas de corte en sus superficies, producidas por los instrumentos de piedra utilizados durante los diversos procesos de carnicería.
Por otra parte, y en lo que a las herramientas de piedra se refiere, se ha documentado un uso prácticamente exclusivo del sílex, en las dos variedades en que puede obtenerse en la misma Sierra, mientras que otras rocas normalmente presentes en el registro (cuarcita, arenisca o cuarzo) no fueron utilizadas. Aparece, por lo tanto, un nuevo modelo de explotación de los recursos animales y minerales del entorno de la Sierra, por parte de los grupos humanos que la poblaron durante el Pleistoceno Medio. Los resultados obtenidos en esta campaña, en definitiva, consolidan y a la vez añaden variabilidad a un registro que es ya de por sí, un referente a nivel europeo en lo que respecta a yacimientos con función de campamento central del Pleistoceno Medio.
YACIMIENTOS DE LA CUEVA MAYOR – CUEVA DEL SILO
Portalón de cueva mayor
El “Portalón” es uno de los mejores yacimientos de la Sierra para conocer las fases de la Prehistoria reciente, los últimos 10.000 años de la evolución humana. El Neolítico, la Edad del Bronce y la Edad del Hierro, son épocas muy bien documentadas en este yacimiento.
En esta campaña se ha terminado con un sector en el que aún quedaban registros de la Edad del Bronce Antiguo (3900 años) y se ha comenzado a excavar el nivel correspondiente a los momentos del Neolítico final o Calcolítico, algo más antiguos.
Relacionadas con la Edad del Bronce se han recuperado, dentro de un hogar, dos grandes vasijas rotas que contenían semillas quemadas de algún cereal aún sin determinar y justo al lado, otro gran hogar de 1,5 m de diámetro en el que han aparecido sobre todo abundantes restos de vaca, algunos de ellos conectados entre si, atestiguando que seguramente los echaron al hogar aún con carne. La parte superior del túmulo funerario donde las gentes del Calcolítico enterraron a sus muertos, está formada por una fina capa de grava debajo de que aparece otra de cantos de mediano tamaño que se está descubriendo actualmente. Además, la capa de grava ha proporcionado numerosos fragmentos de cerámica, fauna, restos humanos dispersos y hueso trabajado. Los restos humanos aparecen aislados y pertenecen a dos niños, (de 3 y 7 años) y a un individuo adulto. Entre las piezas de hueso trabajado destaca un punzón realizado con un hueso humano del antebrazo, concretamente un radio. Éste es el primer caso de huesos humanos utilizados para fabricar herramientas, que se ha detectado en la Sierra, algo que, por otro lado, es frecuente en toda la Península desde el Neolítico y sobre todo en el Calcolítico en contextos domésticos. También en hueso trabajado se han recuperado este año una aguja, una punta de flecha y varios punzones más en hueso de oveja. Finalmente, en piedra trabajada se han recuperado numerosas láminas y lascas realizadas para cortar, raspadores, percutores, núcleos de extracción agotados, dientes de hoz, un molino de mano completo y varios más fragmentados, pesas de telar, una pequeña punta de flecha y algunas cuentas de collar.
La potencia del yacimiento y la abundancia, riqueza y variedad de materiales recuperados, demuestran la diversidad de actividades que desarrollaron aquellos seres humanos de la Sierra de Atapuerca durante la Prehistoria reciente.
Sima de los huesos
La campaña de 2008 en la “Sima de los huesos” ha resultado de lo más interesante pues una nueva limpieza de la sección Norte ha permitido distinguir claramente los distintos niveles estratigráficos, conocer algo más sobre la génesis del yacimiento y además constatar que la Sima salvaguarda, de momento, un tesoro inagotable. La excavación en este sector, el área B, hasta ahora el más rico en fósiles humanos, ha proporcionado este año una veintena de restos, de los que destaca una hemimandíbula izquierda de un joven Homo heidelbergensis al que todavía no le había salido el tercer molar, lo que indica que el joven tendría alrededor de 12 años. Junto con la mandíbula se han descubierto también falanges de la mano. Estas partes anatómicas del cuerpo, en la mayoría de los yacimientos con fósiles humanos rara vez fosilizan, ya que son enormemente frágiles al estar constituidas mayoritariamente por tejido esponjoso. Su presencia en la Sima refuerza así la hipótesis, tanto tiempo sostenida por los paleontólogos, de una acumulación de cuerpos, que llegaban a la Sima completos, probablemente introducidos por otros humanos. La acción de las aguas que circularon por las cuevas durante el tiempo que duró la acumulación de los cadáveres y posiblemente también posteriormente, hizo que los huesos se mezclarán y dispersarán por la “Rampa” y la “Sima de los huesos” propiamente dicha, acumulándose sobre todo en la zona donde las aguas abandonan la cavidad, es decir en la zona cercana al sumidero y por eso se encuentran en el área B, falanges junto a la mandíbula, así como muchos otros fragmentos de huesos humanos. Este proceso se repitió varias veces antes que la cavidad quedara sellada por una costra estalagmítica o espeleotema que ha permitido datar los fósiles humanos de la Sima en algo más de 530.000 años.
Cueva del mirador
A lo largo de la presente campaña se ha seguido profundizando en el sondeo que se realiza en el interior de la cavidad, con la finalidad de conocer su secuencia estratigráfica y poder determinar así si se emprende su excavación en extensión. El sondeo, de 6 metros cuadrados, se inició en el año 1999 y hasta el momento ha puesto al descubierto una paquete sedimentario de aproximadamente 6 metros de potencia, originado por las ocupaciones humanas de la cueva durante la Edad del Bronce, y sobretodo el Neolítico, período a lo largo del que éstas se suceden de manera muy continuada, hallando evidencias de una de las comunidades agro-pastoriles más antiguas de la Meseta. Este gran paquete de sedimento de edad holocena (entre los 3.000 y 6.500 años de antigüedad) cubre una serie de bloques que se desprendieron del techo de la cueva después de que los cazadores-recolectores la ocuparan hace aproximadamente unos 13.000 años, en el período conocido como Magdaleniense. Desde la campaña de 2006 en el sondeo se está documentando la existencia de otra caída de bloques, en este caso de grandes proporciones, también procedente del techo de la cavidad. Este gran desprendimiento, hasta el momento de 12 metros de potencia, se habría originado hace unos 18.000 años por el advenimiento de un cambio climático severo, en el que de unas condiciones muy frías, que habrían propiciado la fragmentación de la roca del techo de la cueva, se pasó a una bonanza climática que originaría su colapso.
Una vez comprobadas las grandes dimensiones de la caída de bloques, durante esta campaña se ha ratificado que la “Cueva del mirador” sería en origen una gran cavidad de, al menos, 24 metros de altura, en la que se podrían haber producido ocupaciones humanas anteriores a los 18.000 años aproximadamente. Esta campaña concluye el sondeo realizado y se valorarán los resultados obtenidos.
ASENTAMIENTO AL AIRE LIBRE
Hotel California
Este año se han mantenido con los trabajos en los asentamientos al aire libre que, sin duda, están deparando mucha información acerca de los modos de vida en el Pleistoceno medio y superior en la Sierra de Atapuerca.
Durante esta campaña se ha seguido con la excavación de “Hotel California” ampliando la extensión de trabajo en 5 metros cuadrados más, con un equipo de entre 7 y 9 personas. Este sitio, a orillas del río Pico y en una situación un poco elevada respecto al valle fluvial, es ideal para que grupos de Heidelbergensis y Neandertales fueran a cazar o recolectar. Este año se han exhumado más de medio millar de herramientas de piedra en los 5 niveles arqueológicos que se conocen, y de todas las materias primas existentes en la Sierra, sílex, cuarcita, arenisca y cuarzo. Algunas de estas están en el propio yacimiento, mientras que otras son aportadas por los grupos prehistóricos. Concretamente este año se han abordado los niveles de Paleolítico medio en los que han aparecido excelentes piezas, raederas, denticulados, puntas etc., fabricadas por los neandertales que controlan todos los biotopos existentes en este paraje.
Toda la información extraída hasta el momento puede llevar a afirmar que se trata de un lugar en el que no se vive, sino que es un lugar que se visita para llevar a cabo actividades relacionadas con la subsistencia, pero que se visita reiteradamente a lo largo de miles de años. Es decir que se trata de visitas cortas pero constantes. Además se han estudiado algunos de los sondeos realizados el año pasado en este asentamiento, pero alejados unos 200 metros de la excavación, y han aparecido piezas que revelan ocupaciones anteriores en este mismo sitio, por lo que no se descarta ampliar los trabajos en años sucesivos.
LAVADO DE LOS SEDIMENTOS DE LAS EXCAVACIONES DE LA TRINCHERA EN EL RÍO ARLANZÓN
El entorno, el clima y el paisaje en el que vivieron los humanos de Atapuerca, Homo antecessor y Homo heidelbergensis, se puede reconstruir sólo si además de los restos humanos se estudian también los de los fósiles de animales que coexistían con estas especies antepasadas. Para ello se lava el sedimento que resulta de la excavación para recuperar incluso pequeños fósiles, como dientes de musarañas, murciélagos, roedores y conejos, o las vértebras de serpientes y anfibios que vivieron en la Sierra de Atapuerca. El proyecto de Atapuerca es único en el mundo, pues se lava todo el sedimento que se extrae durante la excavación.
Especialmente interesante es el hallazgo de una musaraña gigante, que sólo se encuentra en Atapuerca y que presenta la asombrosa adaptación de ser capaz de inyectar veneno a sus víctimas, de una manera similar a las serpientes. Este año se han encontrado muchos fósiles de este temible depredador en los niveles de “Gran dolina” fechados en 900.000 años.
Por otra parte, gracias a la Junta de Castilla y León y a la Fundación Atapuerca, el sistema de lavado y tamizado de los sedimentos procedentes de las excavaciones se ve reforzado cada año por la mejora de las instalaciones, este año una motobomba nueva permite bombear gran cantidad de agua y lavar una tonelada de sedimento al día. (Codirectores del Proyecto Atapuerca)

domingo, 22 de junio de 2008

Inician en Atapuerca nueva campaña de excavaciones









Texto y foto: Flor de Paz

Una nueva campaña de excavaciones, Ata 2008, acaba de iniciarse en la Sierra de Atapuerca, en Burgos, España, para continuar ahondando en el conocimiento de la evolución humana.

Dirigidas por José María Bermúdez de Castro, Juan Luis Arsuaga y Eudald Carbonell, en esta segunda quincena de junio alrededor de 40 personas, entre arqueólogos y otros especialistas, trabajarán en los yacimientos de la Sima del Elefante, Covacha de los Zarpazos, Gran Dolina, Cueva del Mirador y Hotel California.

A partir de julio continuarán las excavaciones en los yacimientos citados y además, en el Portalón de Cueva Mayor y en la conocida Sima de los Huesos, donde han aparecido restos de más de 28 individuos correspondientes a Homo heidelbergensis. Esta colección es la más completa del mundo procedente de un solo yacimiento y la mejor que existe de la especie.

En la Sima del Elefante, donde durante la campaña de 2007 el Equipo Investigador de Atapuerca realizó el descubrimiento de una mandíbula humana de 1,2 millones de años (el fósil humano más antiguo de Europa), se continuarán las labores de búsqueda.

Los restos de más edad hallados en la Sierra de Atapuerca en el transcurso de 30 años de excavaciones pertenecen al Pleistoceno, inferior, medio y superior. En este orden, los más antiguos son los de la Sima del Elefante; los de Homo antecessor ,en Gran Dolina, de más de 800 mil años, y los de Homo heidelbergensis, en la Sima de los Huesos, que superan los 500 mil años. La Sierra de Atapuerca es el yacimiento euroasiático en el cual se localiza la mayor diversidad de fósiles humanos del Pleistoceno.
Una buena parte de las personas que excavan en estos yacimientos pertenecen a distintos centros de investigaciones, entre ellos la Universidad de Burgos, el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), el Centro Mixto Universidad Complutense de Madrid sobre Evolución y Comportamiento Humano y la Universidad de Zaragoza.

Asimismo participan especialistas de más de 20 disciplinas pertenecientes a otras instituciones españolas e internacionales.

Los expertos, además de protagonizar las excavaciones, tienen la tarea de instruir de forma directa a los estudiantes presentes en estas jornadas arqueológicas.

miércoles, 18 de junio de 2008

El costo de ser madre en el Pleistoceno



















Escena
heildelbergensis, en la Sierra de Atapuerca. (Ilustración: E. Saíz)


Por Flor de Paz
El parto de las hembras de Homo heidelbergensis, de medio millón de años de antigüedad, fue menos doloroso que el de las humanas modernas. Las pelvis de esas homínidas del Pleistoceno medio europeo eran más anchas que las caderas de las mujeres actuales y los cráneos de sus bebés, más pequeños que los de nuestra especie.
A estas conclusiones pudo arribarse mediante el estudio de los restos óseos de heidelbergensis (especialmente de una pelvis muy completa), descubiertos en la Sima de los Huesos, uno de los yacimientos más prolíficos de la Sierra de Atapuerca, ubicada en Burgos, España.
Numerosos datos han podido extraerse de los fósiles de estos homínidos, debido a la abundancia de restos encontrados. Pero con el vertiginoso avance de la arqueología y otras ciencias relacionadas, los científicos aspiran a llegar mucho más lejos. En la actualidad, además de las referencias aportadas por las referidas osamentas prehistóricas, se avanza en la reconstrucción hipotética de algunas dimensiones fisiológicas de Homo heidelbergensis.
Uno de estos modernos análisis es Costes energéticos de la gestación y la lactancia: implicaciones sociobiológicas para las poblaciones del Pleistoceno, de la Doctora Ana Mateos Cachorro, miembro del Equipo de Investigación de Atapuerca (EIA) y del Centro Nacional de Investigación de Evolución Humana (CENIEH), quien presentó su trabajo en las sesiones del II Seminario Internacional de Paleoecología Humana: Nuevos avances, celebrado en Burgos.
Según ha definido la experta, el propósito es establecer una perspectiva teórica sobre el costo reproductivo, desde el punto de vista energético, y presentar algunos datos acerca las poblaciones fósiles del pleistoceno medio en Europa.
Para aproximarse al comportamiento de esos procesos en seres tan alejados en el tiempo, la autora partió de datos de chimpancés y de humanos actuales, y asumió que las historias biológicas de ambos podían dibujar un espectro de posibilidades que incluyera a las especies fósiles humanas.
“Así extrapolamos datos sobre la reproducción de sapiens a la población de los heidelbergensis de la Sima de los Huesos. De esta última, tomamos elementos paleobiológicos y paleodemográficos como la esperanza de vida, la edad de la menarquía y la duración de la gestación y la lactancia. También nos basamos en el comportamiento reproductivo de grupos de cazadores recolectores vivos”, refirió.
Costo de la maternidad
La Doctora Mateos Cachorro está convencida de que, desde el punto de vista del gasto calórico, resultaba muy costoso ser mujer en el Pleistoceno y, sobre todo, ser madre gestante y lactante.
El gasto energético que en esta etapa de la prehistoria requirió una homínida para la gestación fue muchas veces el doble del que demanda el embarazo para los humanos actuales, debido a diferencias morfológicas entre una y otra especie.
“Al comparar la complexión física de las heidelbergensis con la de las sapiens, vemos que se duplica en las primeras. Su necesidad energética asciende a casi 3 400 calorías durante el proceso de lactancia, a las que añadir el costo del metabolismo basal, la actividad diaria y las demandas de la cría”, explica la científica.
Durante el Pleistoceno medio –señala- debemos suponer que la etapa gestacional de las heidelbergensis también duraba nueve meses, pero la lactancia requería de tres a cuatro años. Este último dato ha podido conocerse gracias a una serie de alteraciones visibles en el esmalte de los dientes de los fósiles descubiertos en la Sima de los Huesos. “Esas ‘marcas’ pueden significar un cambio de dieta: los pequeños dejan de alimentarse de la madre y empiezan a incorporar alimentos sólidos”.
La lactancia es uno de los procesos más costosos a nivel bioenergético, debido a que la hembra tiene que incrementar su eficiencia metabólica e ingesta calórica.
“Las madres heidelbergensis precisaban nutrirse muy bien, porque a esa carga de una lactancia prolongada se añadía la de transportar a sus criaturas”.
En la población estudiada –acota Mateos Cachorro-, el aporte calórico y el gasto energético imprescindible para que una madre pudiera mantenerse como gestante y lactante, estuvieron en relativo equilibrio. Estas homínidas gozaban de una buena nutrición, aún cuando el gasto reproductivo era enorme, y las hembras de la Sima de los Huesos tenían cuerpos muy robustos.
El género Homo: ente social
A la hora de analizar a cualquiera de las especies de nuestro género no puede obviarse la dimensión social que siempre ha caracterizado al Homo.
“La cantidad de tiempo, energía y recursos que machos y hembras invierten en sus crías ha tenido importantes consecuencias en la evolución del comportamiento social de nuestra especie Homo sapiens, pero en el Pleistoceno también resultaba imprescindible el apoyo familiar. Incluso hay investigadores afiliados a la idea de que en este período las crías no pertenecían a sus progenitores sino al grupo”, refiere Mateos Cachorro.
En nuestro modelo de historia biológica –argumenta-, la niñez ha supuesto una enorme ventaja evolutiva respecto a otros primates. Esta fase del desarrollo humano ha permitido cambios en la estructura sociobiológica de nuestra especie en lo que a modelos de crianza se refiere. Los humanos evolucionamos como criadores cooperativos, en situaciones en las que las madres confiaron en la atención alomaternal de otras hembras para asegurar la disponibilidad de recursos alimenticios, sociales y emocionales de la prole.
-El parto humano es social y cooperativo. ¿Qué ha estudiado sobre su desenvolvimiento en el Pleistoceno medio?
-Lo hemos tratado muy someramente. Queremos profundizar en la relación existente entre la anatomía de la pelvis de las heidelbergensis y el gasto energético que podían requerir en ese momento tan importante.
“Sabemos que estas homínidas tenían un parto totalmente humano (diferente al de otros primates). Las hembras de heidelbergensis también necesitaban ser asistidas por sus semejantes, debido a que sus bebés, igual que los nuestros, precisaban rotar dos veces por el canal del parto”.
-¿Piensa dar continuidad a esta investigación sobre la maternidad de las homínidas de la Sima de los Huesos, en Atapuerca?
-En relación con este modelo de gestación y lactancia que hemos creado me gustaría investigar sobre cómo funcionan las estrategias que utiliza el Homo heidelbergensis para compensar el gasto energético que les provocan ambos procesos reproductivos. Me interesa saber qué calidad tenía la dieta de estas poblaciones y cuán nutritiva era la alimentación de las madres, concluyó la Doctora Ana Mateos Cachorro.















“A través de la Paleobioenergía pueden estudiarse numerosos procesos fisiológicos, pero nos hemos dedicado a la reproducción porque pensamos que constituye nuestra clave como especie”, explica la científica española Ana Mateos Cachorro, miembro del Equipo de Investigaciones de Atapuerca. (Foto: Flor de Paz)


Otro estudio
Dentro de la sesión de Paleobioenegía y Paleoecológía, que se desarrolló en el II Seminario Internacional sobre esos temas, celebrado en Burgos, España, la Doctora Ana Mateos Cachorro, estimó entre los trabajos más interesantes el presentado por Cara M. Wall-Scheffer, de la Universidad de Seattle (Washington), Estados Unidos, sobre los costos energéticos de las madres homínidas en el transporte de los recién nacidos.
“Hizo un estudio que completó mi perspectiva del gasto energético materno durante la gestación y la lactancia. Ella profundizó en la biomecánica de la pelvis y de los brazos, y en la velocidad que podían alcanzar las madres con sus hijos cargados. También realizó una comparación acerca de las diferencias existentes entre el gasto energético requerido cuando se lleva a la cría en brazos y cuando se utiliza algún utensilio de soporte para el bebé.
“Es un experimento que realizó con mujeres reales, sus ayudantes de laboratorio. A la vez, estudió las dimensiones de los huesos de los brazos de los neandertales e infirió su estudio de mujeres actuales a poblaciones de esa especie fósil.
El entorno en que vivió el heidelbergensis burgalés
Caracterizada por un clima que alternaba entre períodos frescos y templados, la Sierra de Atapuerca estuvo habitada durante el Pleistoceno medio por leones, osos, rinocerontes y grandes ciervos. Abundaban, asimismo, pinos de varios tipos de robles, hayas y olivos.
Homo heidelbergensis, antepasado de los neandertales, también ocupó la montaña burgalesa en ese período, tal y como lo demuestran los hallazgos de restos óseos humanos en la Sima de los Huesos y Galería, dos yacimientos del complejo arqueológico Atapuerca.
La Sima de los Huesos se localiza en el interior de la Cueva Mayor, en el fondo de una sima de 14 metros de caída. Los esqueletos allí descubiertos corresponden al menos a 28 cadáveres y a una misma población biológica. La causa de esa concentración de restos es desconocida, pero la hipótesis que los científicos consideran como más probable es que fueron depositados allí por sus congéneres. Si es así, esta sería una de las primeras muestras de ritual funerario en la evolución humana.
Los heidelbergensis eran altos y corpulentos (alrededor de 1.90 centímetros de altura y aproximadamente 90 kilogramos de peso), con cerebros de unos 1200 centímetros cúbicos. Sus cráneos presentan un considerable reborde óseo sobre las orbitas, prognatismo facial medio, dientes pequeños, ausencia de mentón y miembros muy robustos.
Estos homínidos conocían muy bien la Sierra de Atapuerca e instalaron allí sus campamentos en cuevas y al aire libre. Eran cazadores, recolectores y carroñeros; tallaban la piedra, el hueso y la madera. No solamente aprovechaban los recursos que les ofrecía su entorno para obtener alimentos; también procesaron materiales de origen vegetal y animal para realizar determinadas manufacturas. Gracias al análisis traceológico de los instrumentos líticos se sabe que trabajaban la piel y la madera.
Esta especie debe su nombre al yacimiento alemán de Heidelberg. Homo heidelbergensis probablemente sea un descendiente de Homo antecessor, homínido que habitó la Sierra de Atapuerca hace alrededor de medio millón años. (Publicado en el periódico Juventud Rebelde, 17 de junio de 2008)

domingo, 15 de junio de 2008

El europeo más antiguo tiene 1,2 millones de años


José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell, codirectores del Proyecto Atapuerca examinan el fósil humano descubierto en Sima del Elefante.Su descubrimiento anticipa en 400 mil años la presencia humana en Europa, según publica la revista Nature. (Foto: Jordi Mestre)

Por Flor de Paz

Los restos humanos más antiguos de toda Europa: una mandíbula con varios dientes, y un molar descrito ya en junio pasado, ambos con un registro de 1,2 millones de años, fueron hallados en el yacimiento Sima del Elefante (nivel 9), de la Sierra de Atapuerca, durante la campaña de excavaciones realizada en el verano de 2007.

La trascendencia de este descubrimiento, que acaba de ser publicado en la revista Nature, radica en que los fósiles aparecieron en un nivel donde anteriormente se había reportado la presencia de industria lítica y fauna, algunos de cuyos huesos presentaban marcas de corte, elementos ya de por sí demostrativos de la presencia de actividad humana. Pero faltaba la evidencia: los restos óseos de homínidos.

Ahora los científicos ya disponen de esa prueba: el propio fragmento de mandíbula con varios dientes, un contexto arqueológico compuesto por herramientas de piedra y huesos de grandes mamíferos con marcas de haber sido procesados por estos homínidos con fines alimentarios.

Según explica Eudald Carbonell, codirector del Proyecto Atapuerca, “todo este conjunto cuenta con una datación muy fiable, obtenida por diversos métodos, y que arroja una edad de entre 1,1 y 1,2 millones de años”.

Y añade: “El descubrimiento de este fósil humano se adscribe a la especie Homo antecesor, que fue definida en el nivel seis de otro yacimiento de la Sierra de Atapuerca, Gran Dolina, hecho que publicó hace poco más de 10 años la revista Science”.

La asociación de los restos humanos descubiertos en Sima del Elefante (1,2 millones de años) y los de la Gran Dolina (800 mil años), cambia algunas concepciones iniciales sobre el origen africano de Homo antecessor.

“Si este homínido vivió en dos sitios de la sierra burgalesa y los homínidos de Dmanisi, en Georgia, están datados en 1,8 millones de años, la hipótesis de una procedencia asiática toma ahora mucho más fuerza. Por otra parte, en África aún no ha sido descubierto ningún resto que pueda asociarse claramente a Homo antecessor”, reflexiona la Doctora Marina Mosquera, del Equipo de Investigaciones de Atapuerca.

El origen asiático del género Homo

La posibilidad de un origen asiático (y no africano) para la mayoría de las especies de Homo es un tema de debate actual en el contexto del estudio de la evolución humana. Su significativa importancia no pasó por alto en los debates del recién celebrado II Seminario Internacional sobre Paleoecología Humana: nuevos avances, celebrado en Burgos, España, y donde se reunieron científicos de varios países del mundo.

Uno de los participantes en el encuentro, David Lordkipanidze, responsable de las investigaciones y excavaciones del yacimiento del Pleistoceno inferior, en Dmanisi, Georgia, explicó cómo los hallazgos del sitio arqueológico que él tiene a su cargo han transformado las concepciones que se tenían sobre los homínidos y sus características físicas, además del momento en que llegaron a Eurasia.

“Los hallados en Dmanisi tienen una capacidad craneal de 600 centímetros cúbicos, similar a los que salieron de África. Sus extremidades inferiores son muy similares a las humanas y las superiores se acercan más a las del mono, lo cual incide en sus características locomotoras”.

Interrogado sobre si puede afirmarse que los homínidos entraron a Europa por Asia, David Lordkipanidze afirmó: “Esa es la evidencia que tenemos hasta hoy, aunque es muy difícil precisar cuál era entonces la frontera entre ambos continentes.”

Dmanisi se encuentra en un sitio estratégico entre ambos continentes, por lo cual se le ha denominado “las puertas de Europa”. Este punto geográfico, junto a Italia y a la Península Ibérica, son los más importantes para el estudio del poblamiento del Viejo Continente. En ellos se descubren actualmente las evidencias más antiguas de la presencia de homínidos en Eurasia.

Para José María Bermúdez de Castro, uno de los codirectores del Proyecto Atapuerca, Dmanisi representa una de las primeras evidencias, si no la primera, de la presencia genero Homo.

“Hay algunos investigadores que pensamos que Homo habilis en realidad debería clasificarse como Australopithecus habilis, mientras que los homínidos encontrados en Dmanisi deberían ser los primeros en considerarse Homo. Si eso es correcto, el origen de nuestro género está en Eurasia y las especies africanas pertenecientes a Homo, pudieran tener un origen euroasiático.

“Creemos que Dmanisi ha jugado un papel fundamental en las expansiones. No solamente hacia lugares como la Isla de Java, Indonesia o Europa occidental. Quizás nuestro Homo antecessor esté relacionado con este primer esparcimiento demográfico”, señaló Bermúdez de Castro.

El aspecto cultural, que tiene significativa incidencia en estas concepciones, fue subrayado por Eudald Carbonell, también codirector del Proyecto Atapuerca. Para este arqueólogo de profesión y filósofo de vocación y ejercicio, “muchas veces el origen del género Homo se ha relacionado con el origen de la cultura y de la tecnología y, por ahora, las tecnologías más antiguas han sido descubiertas en África, no en Eurasia.

“Más que nunca creo que hay una aproximación entre la arqueología, la geología, la botánica y la antropología, y una estrecha relación entre biología y cultura. Todas ellas deben andar juntas, para evitar bifurcaciones en la discusión sobre los procesos adaptativos de las especies que conforman nuestro género y los que están próximos al nuestro”, concluyó.

PUBLICAR EN NATURE

Para Eudald Carbonell, que el Equipo de Atapuerca ocupe por segunda vez una portada en la prestigiosa revista Nature es un hecho extraordinario que vuelve a poner en la primera línea científica internacional el tema de la evolución humana, así como la importancia de los yacimientos burgaleses.

La primera fue en el año 1993 –explica- cuando descubrimos en la Sima de los Huesos los cráneos de Homo heildebergensis, de cerca de medio millón de años de antigüedad. Ahora, en 2008, tenemos de nuevo un artículo y la portada en Nature, con motivo del descubrimiento de una mandíbula humana en otro yacimiento de la Sierra de Atapuerca, la Sima del Elefante.

“Para nuestro equipo, ser portada dos veces con el mismo complejo de yacimientos significa la consolidación de los estudios de la prehistoria y la paleontología en España. Gracias a estos y otros importantes descubrimientos, nuestro país empieza liderar estas ramas del saber”, dijo. (Publicado en el periódico Orbe, de la Agencia Prensa Latina, en abril de 2008)


martes, 6 de mayo de 2008

Renombrar a nuestros aborígenes


Protoarcaicos y paleolíticos; arcaicos y cibones; protoagrícolas y taínos, son denominaciones que históricamente han enmarcado a los aborígenes cubanos. Una nueva propuesta de nomenclatura para los grupos originarios de Cuba es sometida a debate entre los científicos del país. Junto a ella, la presentación de un texto explicativo acerca de los primeros 6000 años de desenvolvimiento humano en la Isla. (Ilustración: José Martínez)

Por Flor de Paz

La historia de Cuba comenzó hace al menos seis milenios -o antes- cuando navegantes de embarcaciones movidas por remos arribaron a la Isla, procedentes del norte o del sur del continente americano.

La mayor de las Antillas, recibía probablemente por aquella época a los primeros seres humanos que pisarían sus tierras. La exploración de nuevos territorios en busca de otras fuentes de recursos naturales promovía la migración, igual que ocurrió en toda la historia de la evolución humana.

Como testimonio de aquellas estadías originarias, llegan hasta nuestros días algunas pruebas materiales; entre ellas, restos humanos, de animales y herramientas. Interpretarlos, para acercarse al conocimiento de nuestra más larga etapa histórica (alrededor de 6000 años antes del presente), conforma el quehacer de la arqueología aborigen.

Esta ciencia no solo centra su mirad en el objeto tangible, concentrado en un resto óseo o lítico, sino que también encamina sus perfiles al ente biológico y social al que perteneció esa materia, y mucho más: indaga sobre el proceso de formación y desarrollo de aquellas primeras comunidades.

El resultado de esas investigaciones debe llegar pronto a la sociedad: destinataria fundamental de cualquier avance científico; pero, en ocasiones, diversas circunstancias conspiran contra este fin; entre ellas, la complejidad del lenguaje especializado, capaz de hacer ilegible el mensaje al más perspicaz de los receptores no expertos.

Tal es el caso de las denominaciones utilizadas hasta ahora para clasificar a los primeros habitantes de la Isla. La diversidad de nombres, solo “traducibles” por expertos, impiden la comprensión. Para solucionar esa dificultad y, asimismo, trasmitir a la sociedad los nuevos avances de esta disciplina en el país, investigadores del Instituto Cubano de Antropología, del Ministerio de Ciencia, tecnología y Medio Ambiente, proponen una nueva periodización y nomenclatura para los grupos aborígenes de Cuba.

“La idea es contar con una clasificación que esté basada en etapas históricas y no en actividades económicas, aspectos sociales o etnológicos”, subraya Ulises González Herrera, jefe del departamento de Arqueología de la mencionada institución y participante en la nueva propuesta.

“Hemos definido dos etapas: la Sociedad de Apropiadores pretribales y la de Productores tribales. En el primera contextualizamos al hombre temprano (más de 3000 años antes del presente, A.P.) al medio (de entre 3500 años A.P.hasta el siglo XVI de nuestra era) y al tardío (de alrededor de 2000 años A.P. y hasta el siglo XVI de nuestra era). La segunda, con un solo período, abarca desde unos 1500 años A.P. hasta los primeros siglos coloniales.

Según explica el investigador, la propuesta de nueva periodización y nomenclatura de los aborígenes cubanos se sustenta en tres factores: el concepto filosófico de Formación Económico Social, en similitudes de los grupos humanos que vivieron en los dos períodos y en el registro arqueológico.

“Nos basamos en la organización social, indicador que describe el desarrollo esencial de estas sociedades en un momento dado”, añade.

Las relaciones de propiedad en ambos períodos son comunitarias, pero en la Sociedad productora tribal tienen establecida la propiedad sobre el territorio que habitan –aclara González Herrera. “Esto determina que las relaciones sociales de producción sean muy diferentes en una y en la otra. “El período más confuso y menos estudiado es el de transculturación, en el se funden biológica y culturalmente ambas sociedades comunitarias. Esa es la imagen que ven los cronistas cuando llegan a Cuba y a las Antillas”, argumenta el investigador.

Las denominaciones generan identidad

El estudio de una ciencia impone clasificaciones y estas deben ser comprensibles para las personas en general, especialmente cuando se trata de conocimientos históricos, debido a su incidencia social y a que generan identidad, no son simples nombres.

“Las denominaciones que se utilizan actualmente son disímiles. El receptor no especializado desconoce qué aborígenes son clasificados como siboney, guayabo blanco o cayo redondo, protoarcaico o arcaico. El exceso de nombres provoca un rechazo al tema”, refiere José Jiménez Santander, director del Museo de Historia Natural de Santiago de Cuba, otro de los participantes en el proyecto sobre las nuevas nomenclaturas.

“No se trata de criticar a los autores que establecieron esas clasificaciones; ellos hicieron lo que correspondió en su momento. Pero la ciencia avanza y los conceptos se modifican. Nuestro objetivo es tratar de lograr un consenso nacional, para que todos utilicemos la misma nomenclatura y así facilitar el nivel de comprensión sobre esta temática. Hemos trasmitido esta propuesta a todas las instituciones relacionadas con la arqueología en nuestro país”, aclara.

Para el Doctor Enrique Alonso Alonso, investigador del Instituto Cubano de Antropología y uno de los principales impulsores del nuevo proyecto, “también es importante organizar una nueva nomenclatura porque las cartillas que recogen los datos de las excavaciones, las discusiones teóricas y la historia que se escribe, se hace basado en diferentes clasificaciones.

“Pienso que todos los científicos estamos preparados para aplicar una nueva nomenclatura y que la sociedad cubana está necesitada de que se produzca este acuerdo entre nosotros”, opina el investigador.

La primera parte de la historia de Cuba

Explicar cómo fue la vida de los primeros habitantes de Cuba es lo más importante. “Hay muchos errores en la comprensión de esa parte de nuestra historia”, subraya el Doctor Alonso.

“Es necesario que pueda comprenderse el papel que jugaron aquellas poblaciones, que habitaron la Isla durante miles de años antes de la conquista hispánica, en el devenir de nuestra nación. Desde que Colón llegó a Las Américas hasta la actualidad solo han transcurrido algo más de 600 años”.

“Queremos promover un paso de avance en ese sentido y, además, puntualizar bien lo que no está totalmente demostrado, para que las investigaciones futuras puedan encaminarse a resolver los problemas e incógnitas que todavía persisten.

“Hemos escrito una versión de la historia de los aborígenes de Cuba, organizada de acuerdo con la nueva clasificación. Abarca los 6000 años iniciales de presencia humana en la Isla y explica cómo era la vida de los aborígenes que vivieron en la Sociedad de apropiadores pretribales y tribales.

“Hablamos de cómo era su economía, organización social, costumbres y relaciones con la naturaleza. Nuestra idea es que este se convierta en un manual de consulta para todos los educadores, no en un libro de texto”, concluyó el científico.


Nomenclaturas

vigentes

Nueva propuesta de

nomenclatura

Definición de períodos

Nueva nominación de períodos

Rasgos importantes


-Protoarcaico

-Paleolítico

Apropiadores

tempranos

Más de 3000 años antes del presente (A.P.)

Sociedad pretribal

Arribo del hombre a Cuba


-Arcaico

-Ciboney (aspecto guayabo blanco y cayo redondo)

-Comunidades con tradiciones mesolíticas

Apropiadores

medios

A partir de 3500 A.P. hasta el siglo XVI de nuestra era

Sociedad pretribal

Arribo de lascomunidades especializadas en la tecnología de la concha


Protoagrícola

Apropiadores

tardíos

Alrededor de 2000 años A.P. y hasta el siglo XVI de nuestra era

Sociedad

pretribal

Desarrollo de la agricultura y de las relaciones sociales

(son los que aparecen reflejados en las descripciones de las Crónicas de Indias).


Taíno

Productor

tribal

A partir de unos 1500 años A.P. hasta el siglo XVIII o más

Sociedad

Tribal

Agricultura productiva y cerámica


viernes, 2 de mayo de 2008

“Todavía no somos humanos”



Afirma Eudald Carbonell, codirector del Proyecto Atapuerca, uno de los más representativos grupos del mundo dedicado a la búsqueda de evidencias arqueológicas del Pleistoceno y al estudio de la evolución humana

Por Flor de Paz
Foto: Jordi Mestre

Cuenta Eudald Carbonell que de niño, cuando disfrutaba los calurosos veranos en Santa María de Besora, un pueblecito de la provincia de Barcelona, le entretenía recoger fósiles en el campo. Con apenas cinco años, cada día volvía a la casa de sus abuelos con los bolsillos del pantalón repletos de animales prehistóricos fosilizados.

El propio día en que lo conocí, en su atiborrada oficina de la Universidad de Tarragona, en España, supe cómo durante los diez años previos a su ingreso en los estudios superiores, realizaba ya excavaciones arqueológicas. Descubrí también que apenas es posible sacar de este hombre unas pocas palabras sobre sí mismo. El sentido de su vida y el tema de sus conversaciones es la evolución humana.

Convertido en un investigador tenaz, ha explorado a lo largo de tres décadas cada palmo de la Sierra de Atapuerca, en una aventura científica que le ha permitido explicar la presencia humana en Europa durante el último millón de años y describir la especie de homínido más antigua de ese continente: el Homo antecessor.

En cada rincón de la prometedora montaña están las huellas de su voluntad y su saber. Sucesivas campañas de excavaciones han permitido a Eudald, y al equipo de investigaciones de Atapuerca, revelar el estimable potencial en cuanto al patrimonio fósil que guarda este yacimiento en sus entrañas.

La evolución humana no es un proceso lineal en el que una especie sucedió a la otra, comenta el notable profesor con la pasión de un escolar dibujada en su rostro. “Más bien se concibe como árbol, con su tronco y sus ramificaciones. Ya lo había dicho Darwin. Así emergió el género Homo y sus especies hace 2,9 millones de años. De ese macizo solo queda una pequeña hoja: el Homo Sapiens.

“Nuestro origen está en África. Evolucionamos durante tres millones de años a través de distintas especies. Después, nos esparcimos por otras regiones.

“En Europa, por ejemplo, existió el Neandertal, que vivió en este continente y en el oeste de Asia unos 300 mil años y desapareció hace unos 24 mil. No sabemos exactamente cuáles fueron los factores de su desvanecimiento. Algunos colegas plantean que se debió a la llegada del Homo sapiens a Europa, entre 40 y 50 mil años; otros creen que la causa de su extinción fue un cambio climático. Hay quienes pensamos, además, que las cuestiones genéticas fueron muy importantes en la desaparición de esta especie”.

Siguiendo los atajos de la evolución humana, el también catedrático de Prehistoria de la Universidad Rovira y Virgili, de Tarragona, explica que antes de los neandertales Europa fue habitada por el Homo heidelbergensis (ampliamente representado en Atapuerca). “Al mismo tiempo en Asia vivió el Homo erectus. Este último también desapareció cuando el Homo Sapiens entró en esas latitudes.

“El predecesor de heidelbergensis fue el Homo antecessor. Lo descubrimos en Atapuerca”, asegura Eudald con la naturalidad de un hombre que se siente hacedor del más común de los oficios.

“Han pasado diez años desde que la revista Science publicara nuestra propuesta de una nueva especie para el género Homo y hasta ahora ningún científico ha ofrecido datos que refuten esa definición. Por el contrario, los numerosos restos fósiles hallados sistemáticamente durante los últimos años en el nivel seis del yacimiento de la Gran Dolina (donde vivió este homínido en Atapuerca) han ido esclareciendo cada vez mejor sus características, entre las que sobresale la práctica del canibalismo como una costumbre cultural. Su procedencia, africana o asiática, es todavía un tema en discusión”.

En orden regresivo –señala el Doctor Carbonell Roura- tenemos a la especie africana Homo ergaster, que emergió hace 1,8 millones de años; antes existieron Homo rudolfensis y Homo habilis. Esta última es considerada por algunos paleontólogos como un Australopitecus y no un Homo.

“Por lo tanto, entre dos y tres millones de años atrás existieron en África tres grandes géneros: Homo, Australopithecus y Parántropos”.

Firme defensor de que el conocimiento sobre la evolución humana es determinante en la forma de ser y pensar del Homo sapiens, Eudald asegura que solo es posible enfrentar el serio peligro que corre nuestro planeta si cada vez más logramos transformar el conocimiento en pensamiento.

Así, concede singular importancia a la divulgación de los resultados investigativos, “pues es responsabilidad de los científicos, que después de publicar artículos en medios especializados de impacto y en libros, revistas y periódicos de todo tipo, pasemos a la divulgación directa de nuestras ideas”.

“Hominización no es humanización”

A la vez que investiga, publica e imparte clases en la Universidad Rovira y Virgili, Eudald Carbonell, con su plenitud de 54 años, encabeza el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) y codirige el Proyecto Atapuerca.

Capaz de dedicar tiempo suficiente al diálogo, aún en medio de su agitado quehacer profesional, le escucho reflexionar antes de entrar a una de sus conferencias.

“Soy consciente de que somos el producto de una serie de adquisiciones socializadas que han aportado energía suficiente a nuestro género para convertirnos en Homo sapiens. Pero la búsqueda que hago del pasado me ha conducido a tener un interés obsesivo por el futuro, porque quiénes somos posiblemente continúe siendo la pregunta más difícil de contestar.

“El cerebro se nos ha hecho grande y más complejo; ha habido una progresiva encefalización de nuestra capacidad de transformar y el entorno nos ha transformado. La ciencia y la tecnología finalmente han pasado a ocupar un espacio preponderante en nuestra organización social, a consecuencia de la evolución integrada, y por lo tanto, del proyecto de hominización y humanización.

“Gracias a la ciencia y a su aplicación –señala- podemos modificar los mecanismos naturales y adaptarlos a la necesidad de obtener energía, y esta, a la vez, la usamos para conocer nuestra composición biológica y para saber cómo se produce el desarrollo cultural”.

Con audacia y picardía distintivas me regala al final de nuestro diálogo una sentencia premonitoria. “Nos encontramos inmersos en una dinámica de rápido crecimiento de las relaciones de producción, pero aún así, todavía no somos capaces de transferir toda la energía obtenida a todas las partes del sistema. Esto quiere decir que, desde mi perspectiva, todavía no somos humanos”. (Publicado en la revista Juventud Técnica, noviembre-diciembre de 2007)



jueves, 1 de mayo de 2008

El primer europeo sigue estando en Atapuerca



Una mandíbula de 1,2 millones de años descubierta en la sierra burgalesa reafirma la más temprana presencia humana en Europa occidental, según publica la revista científica Nature

Por Flor de Paz. Foto: Jordi Mestre

El descubrimiento de los restos humanos más antiguos de Europa: una mandíbula con varios dientes, datada en 1,2 millones de años y hallada en junio pasado en la Sierra de Atapuerca, España, fue dado a conocer esta semana por la revista Nature, que destaca el hecho en su portada con la imagen del antiquísimo fósil.

Este hallazgo de trascendencia mundial fue realizado por el Equipo Investigador del conocido sitio arqueológico, que dirigen los científicos Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell. Su localización se enmarca en el nivel nueve (TE9) del yacimiento Sima del Elefante, apenas a 200 metros de la Gran Dolina, donde en 1994 habían aparecido los primeros fósiles de Homo antecessor.

Los argumentos que demuestran la antigüedad de la mandíbula de Sima del Elefante se basan en elementos presentes en el propio fósil y en datos geológicos, geocronológicos y biocronológicos.

Este resto óseo humano consiste sobre todo en la sínfisis, región anterior de la mandíbula que conserva in situ algunos dientes. La morfología de la cara anterior de la sínfisis es primitiva y recuerda a la de fósiles africanos del Pleistoceno Inferior atribuidos a Homo habilis y Homo rudolfensis.

El espécimen de la Sima del Elefante tiene muchas similitudes con las mandíbulas encontradas en el yacimiento de Dmanisi (República de Georgia) que datan de 1.700.000 años; pero la cara posterior de la sínfisis tiene un aspecto más derivado, que recuerda al de ciertas mandíbulas de yacimientos de Asia.

“Provisionalmente, hemos asignado esta mandíbula a la especie Homo antecessor”, señala una comunicación de la Fundación Atapuerca.

El estudio de paleomagnetismo de los niveles inferiores de la Sima del Elefante (desde el siete hasta el 16) revela asimismo que estos se depositaron durante el pleistoceno inferior, hace entre 780 mil y 1 780 000 años.

Los fósiles de mamíferos asociados a la mandíbula humana encontrada y a los utensilios de silex, en particular un mustélido ( Pannonictis nestii); un múrido (género Castillomys), así como otras especies de roedores, indican una antigüedad para el nivel nueve de Sima del Elefante de hasta un millón 400 mil años.

Las herramientas de sílex, hasta un total de 32 piezas, fueron probablemente elaboradas a partir de nódulos de sílex del Neógeno y Cretácico, que se localizan en un radio menor a dos kilómetros en torno a este lugar. Su técnica de producción es muy sencilla y su objetivo era obtener lascas simples de entre 30 y 75 milímetros de longitud. Con la utilización de ellas, estos homínidos aprovecharon la carne de algunos grandes herbívoros, como muestran las marcas que los útiles líticos dejaron sobre algunos huesos.

“La trascendencia de este descubrimiento, radica en que el nuevo fósil apareció en un nivel donde anteriormente se había reportado la presencia de industria lítica y fauna, algunos de cuyos huesos presentaban marcas de corte, elementos ya de por sí demostrativos de la presencia de actividad humana. Sima del Elefante es el único yacimiento de Europa datado en esa edad, en el cual han aparecido restos de homínido”, señala la Doctora Marina Mosquera, una de las autoras del artículo de Nature.

Un origen asiático

La asociación de la mandíbula de la Sima del Elefante a la especie Homo antecessor cambia algunas concepciones iniciales sobre el origen africano de este homínido. Si antecessor estuvo presente en dos sitios de la sierra burgalesa, Gran Dolina (800 mil años) y Sima del Elefante (1,2 millones de años), y los homínidos de Dmanisi, en Georgia, están datados en 1,8 millones de años, la hipótesis de una procedencia asiática toma ahora mucho más fuerza. Por otra parte, en África aún no ha sido descubierto ningún resto que pueda asociarse claramente a Homo antecessor.

“Es probable que la primera población europea proceda de la región del Próximo Oriente, verdadero cruce de caminos entre África y Eurasia, y que estuviera relacionada con la primera expansión demográfica fuera de África, en la actualidad representada por los homínidos de Dmanisi.

Todas las evidencias sugieren un evento de especiación en el extremo más occidental de Eurasia, que habría originado el linaje humano caracterizado en la actualidad por los fósiles del nivel TD6 de Gran Dolina y este nuevo fósil de la Sima del Elefante”, señala el comunicado.

El doctor Eudald Carbonell, reflexiona sobre la significación del nuevo hallazgo

Por segunda vez el equipo de Atapuerca ocupa una portada de la prestigiosa revista Nature. La primera fue en el año 1993, cuando descubrimos en la Sima de los Huesos los cráneos de Homo heildebergensis, de cerca de medio millón de años de antigüedad. Ahora, en 2008, tenemos de nuevo un artículo y la portada en Nature, con motivo del descubrimiento de una mandíbula humana en otro yacimiento de la Sierra de Atapuerca, la Sima del Elefante.

Para nuestro equipo, ser portada dos veces con el mismo complejo de yacimientos significa la consolidación de los estudios de la prehistoria y la paleontología en España. Gracias a estos y otros importantes descubrimientos, nuestro país empieza liderar estas ramas del saber, y se han podido consolidar equipos de científicos que no paran de crecer y producir científicamente.

El resto fósil de la Sima del Elefante, en la Trinchera del Ferrocarril de Atapuerca, es la prueba más antigua que conocemos del poblamiento humano en la Europa estricta. Todos los científicos que trabajamos en evolución presuponíamos que la ocupación de Europa por parte de los homínidos podía ser más temprana, pero se tenía que disponer de evidencias empíricas.

Ahora ya disponemos de estas pruebas: el propio fragmento de mandíbula con varios dientes, y, directamente asociado a éste, un contexto arqueológico compuesto por herramientas de piedra y huesos de grandes mamíferos con marcas de haber sido procesados por estos homínidos con fines alimentarios. Además, todo este conjunto cuenta con una datación muy fiable, obtenida por diversos métodos, y que arroja una edad de entre 1,1 y 1,2 millones de años.

El descubrimiento de este fósil humano se adscribe a la especie Homo antecesor, que fue definida en el nivel TD6 de otro yacimiento de la Sierra de Atapuerca, Gran Dolina, y publicado en la revista Science.

En definitiva, pues, el nuevo descubrimiento en la Sima del Elefante vuelve a poner en la primera línea del escaparate científico internacional el tema de la Evolución Humana, así como la importancia de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca en este ámbito. (Publicado en el periódico ORBE, Prensa Latina, marzo de 2008)