domingo, 21 de noviembre de 2010

Sin detener el corazón




El desarrollo de la cirugía cardiovascular en Cuba cosecha frutos significativos. Numerosas instituciones asistenciales del país cuentan con este servicio y la aplicación de procederes conocidos y novedosos acumula una apreciable experiencia en este campo médico. Una muestra de esa evolución es la Sustitución valvular con el corazón latiendo, nueva técnica que se aplica con éxito.


Por Flor de Paz

Una singular técnica operatoria encaminada a la sustitución de las válvulas cardíacas aórtica y mitral por una prótesis mecánica, sin necesidad de parar el corazón para realizarla, se desarrolla desde hace varios años en el Cardiocentro del Hospital Clínico Quirúrgico Hermanos Ameijeiras.
La llamada Sustitución Valvular con el Corazón Latiendo se ha convertido en una práctica habitual dentro de la mencionada institución asistencial y es utilizada para la renovación funcional de estructuras valvulares cardíacas en pacientes que padecen de disfunción ventricular severa, (disminución de la fuerza de contracción) que implica un alto riesgo para la supervivencia.
Aún ante la presencia de diferentes grados de daño cardíaco, la cirugía ha resultado exitosa en la gran mayoría de los pacientes operados con este procedimiento. A estas personas solo les quedaba como única alternativa la de recibir un tratamiento farmacológico mientras esperaran la evolución natural de su enfermedad, y en algunos pacientes que tuvieran indicación médica, un trasplante de corazón, con una precaria calidad de vida que no superaría unos pocos años de existencia.
El proceder se basa en el uso paralelo de la máquina de circulación extracorpórea (sustituye la función cardíaca y respiratoria) durante la operación y en un determinado aporte de sangre oxigenada a temperatura normal como alimentación sanguínea al músculo cardíaco con el fin de que este no detenga su movimiento contráctil, explica el Profesor Luis A. Guevara González, especialista de Segundo Grado en Cirugía Cardiovascular y creador de esta técnica en nuestro país, quien por primera vez realizó esta intervención a un joven paciente con alto riesgo de mortalidad.
"Aquel primer caso, un muchacho de 31 años, decidimos operarlo por consenso del equipo médico de nuestro Cardiocentro y la aprobación del paciente y sus familiares. Salió muy bien de la intervención; en estos momentos hace una vida normal y su corazón ha recobrado la fuerza de contracción, aunque lógicamente se le mantiene un chequeo periódico y un tratamiento medicamentoso que disminuirá con el tiempo".
Según el experto, la idea surgió a partir de una operación anterior "a corazón latiendo" que él ejecutó junto a otro profesor, para el tratamiento de un padecimiento cardíaco diferente.
La aórtica y la mitral entre las más afectadas
Dentro del gran grupo de enfermedades cardiovasculares se encuentran las afecciones de las válvulas cardíacas. Ellas (tricúspide, pulmonar, mitral y aórtica) pueden sufrir estados infecciosos, inflamatorios, degenerativos o congénitos que les causan deterioro o alteraciones estructurales y funcionales.
La válvula aórtica es una de las que con mayor frecuencia resulta dañada. Su función es permitir la salida de la sangre oxigenada del ventrículo izquierdo hacia la arteria aorta para llevarla a todo el organismo, y cualquier defecto en su continua labor crea considerables trastornos. La válvula mitral regula el paso de la sangre oxigenada desde aurícula izquierda al ventrículo izquierdo proveniente del pulmón.
"Estas válvulas puede desarrollar una estenosis (estrechamiento de su área de salida, debido al desarrollo de fibrosis y calcificación en su estructura) o una insuficiencia (impide un buen cierre de la válvula y permite un retroceso de la sangre)", explica el Profesor Guevara González.
Ambas patologías provocan un significativo deterioro de la función del músculo cardíaco, que llega a perder su fuerza impulsora. El paciente empieza a manifestar los signos y síntomas de estas enfermedades valvulares como son mareos, dolores anginosos, falta de aire ante los esfuerzos, tos, pérdida del conocimiento, arritmias, etc. con gran riesgo de sufrir una muerte súbita.
"A veces el enfermo subvalora esos síntomas o recibe una orientación inadecuada y cuando llega al Servicio de Cirugía Cardiovascular ya no puede ser operado, o es extremadamente riesgoso hacerlo, debido al nivel a que ha disminuido la fuerza con que su corazón se contrae para impulsar la sangre; o sea, sufre de una disfunción severa del ventrículo izquierdo.
"Es en estos casos en los que hemos aplicado la técnica del Corazón latiendo para hacer la sustitución de las válvula aórtica y mitral. Esta técnica constituye una opción real, pues de otro modo, operar, implicaría un altísimo riesgo de muerte trans-operatoria al detener el corazón durante la intervención quirúrgica, como hacemos habitualmente".
Contra la corriente
Durante el procedimiento operatorio el paciente es conectado a la máquina de circulación extracorpórea, a la vez se impide que la sangre oxigenada siga el curso normal en su recorrido desde la aorta, a través de los ostium (orificios) coronarios hasta el músculo cardiaco. La sangre oxigenada, a temperatura normal, es administrada con el auxilio de una sonda de perfusión, en sentido contrario, por el seno coronario (estructura anatómica para la salida de sangre no oxigenada). De tal modo, esta sale por donde debiera entrar.
"El objetivo es mantener el movimiento cardíaco y a la vez detener el aporte sanguíneo al corazón por la arteria aorta para poder abrirla, observar la válvula dañada, resecarla e implantar la prótesis con la técnica habitual. Al finalizar este procedimiento, la arteria se sutura y vuelve a recibir normalmente sangre y el corazón no se detuvo en ningún momento", concluye el Doctor Luis Guevara González.

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