domingo, 20 de junio de 2010

De vuelta a la colina mágica

El complejo pleistocénico Sierra de Atapuerca es reconocido universalmente por sus aportes al estudio de la evolución humana. Entre sus más importantes resultados están el haber demostrado que Europa occidental fue poblada más temprano de lo que se pensaba hasta hace muy poco y una significativa contribución de restos fósiles de dos especies homínidas al registro mundial

Por Flor de Paz

Otra vez, como cada verano desde hace más de treinta años, la Sierra de Atapuerca vuelve a ser escenario de una campaña de excavaciones. Apenas se anuncia su inicio y la jornada del año en la colina burgalesa alienta expectativas en el universo mediático y científico.
Numerosa es la colecta de evidencias arqueológicas que en poco más de un mes reúnen allí los científicos. La Sierra ha demostrado contener en sus entrañas tal riqueza en restos que aún cuando no tenga lugar un descubrimiento sobresaliente el Equipo de Investigaciones de Atapuerca (EIA) lleva a sus laboratorios cada año una impresionante cantidad de material para el estudio.


La Trinchera del Ferrocarril vista desde Gran Dolina.

Apasionante y afanoso es el momento del trabajo de campo. Investigadores procedentes de diferentes instituciones se reúnen en Atapuerca y se entregan a la minuciosa búsqueda, como quienes realizan el siguiente capítulo de una serie de tres décadas.
La Trinchera del Ferrocarril abre sus puertas y los arqueólogos se internan en ella con expectativa de visitante que llega al impresionante complejo. El primer yacimiento que encuentran a su derecha es la Sima del Elefante. Este es el más antiguo de Atapuerca, donde dos años atrás se materializó el importante hallazgo de una mandíbula humana que supera el millón de años.


Eudald Carbonell y José María Bermúdez de Castro, codirectores del Proyecto Atapuerca, observan la mandíbula humana de 1,2 millones de años hallada en la campaña del 2007 en la Sima del Elefante, Sierra de Atapuerca. Foto: Jordi Mestre (EIA)

El camino forjado de la Trinchera atraviesa la colina y sirve de plataforma a grandes andamios metálicos que se elevan desde la base hasta la cima de la cota. Desde ellos puede accederse de forma lateral a los niveles estratigráficos de los yacimientos.
Este trillo arcilloso suele estar húmedo y las huellas de los caminantes quedan impresas en el suelo. Las pisadas despiertan la imaginación y dejan fantasear. ¿Cómo conseguirían sobrevivir los homínidos del pleistoceno que andaban desnudos por la Sierra? La sola evocación de la existencia de seres que vivieron sometidos a un clima tan severo, sin nuestras posibilidades de abrigo y calor, hace estremecer la piel de cualquier humano moderno.
Otro refugio prehistórico sigue a la Sima del Elefante: Galería. El yacimiento fue una cueva que tuvo forma de media (o calcetín) y hace 500 mil años sirvió como una especie de suministradora de alimentos o “supermercado” al Homo heidelbergensis, que habitaba este ecosistema. Los homínidos acudían a Galería para obtener la carne de los animales que caían a la cueva por una abertura superior que tenía esta cavidad. Entraban y salían por una oquedad ubicada en su extremo inferior, y una vez obtenido el alimento, abandonaban el lugar dejando abandonadas las herramientas de piedra que utilizaban para descuartizar a sus víctimas. A esas conclusiones han podido llegar los investigadores luego de estudiar el sitio durante años.
La Gran Dolina, que también se halla en la Trinchera, es uno de los más conocidos yacimientos de Atapuerca. El sitio cobró mayor interés en 1994, cuando aparecieron allí los primeros restos de una especie desconocida hasta entonces: el Homo antecessor.
En el llamado estrato Aurora, del nivel seis, han aparecido numerosos restos de este homínido en diferentes campañas de excavación. El también llamado “humano explorador” de 800 mil años era alto y fuerte; de cara con rasgos modernos y dentición primitiva.
Además del antecessor, la Sierra de Atapuerca también ha aportado al registro mundial la mayor parte de los fósiles existentes de heidelbergensis. El yacimiento donde han sido hallados estos restos óseos, la Sima de los Huesos, es de difícil acceso, y los científicos que trabajan allí tienen que atravesar estrechos pasadizos para sacar a la luz las valiosísimas y abundantes evidencias arqueológicas depositadas en el interior de la cueva.
Homo Heidelbergensis tenía unas proporciones corporales similares a las del sapiens, pero su tronco era más ancho y los huesos de sus extremidades más robustos. También poseía una capacidad cerebral mayor que la de sus antepasados, aunque desfavorablemente desproporcionada respecto a su pesado cuerpo. Los estudios realizados a los fósiles hallados en la Sima de los Huesos han revelado incontables datos sobre la vida de estos seres en el ecosistema burgalés y acerca de la especie en sí misma.
Tan brevísimo recuento de los hitos alcanzados en Atapuerca es suficiente para comprender las motivaciones que hacen acudir cada año en la sierra burgalesa a científicos españoles y de otros países.
En este 2010, al contexto del quehacer arqueológico se sumará la inauguración en la ciudad de Burgos del Museo de la Evolución Humana, un palacio en el que quedará expuesto en toda su dimensión el valor de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca y de sus labores de investigación asociadas a la salvaguarda del patrimonio arquepaleontológico.

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