jueves, 27 de noviembre de 2014

Hallan molde endocraneal en una momia egipcia


El descubrimiento constituye valiosa información histórica acerca de las estructuras vasculares del cerebro


 El área coloreada en marrón oscuro señala las impresiones de la arteria meníngea media encontrada en el individuo W19, imagen que la autora de este post implantó en una reconstrucción en 3D
Por Gizéh Rangel de Lázaro*
Un equipo conformado por investigadores españoles y alemanes procedentes del Museo Egipcio de Barcelona y de la Universidad Eberhard Karls, en Tübingen, Alemania, informó en la revista Cortex[i] acerca un descubrimiento singular: el hallazgo de rastros de arterias encargadas de irrigar la duramadre. En su más reciente volumen, disponible online, la publicación resalta el artículo "La momificación de los vasos cerebrales en un individuo del antiguo Egipto", un trabajo que revela la presencia de rastros de la arteria meníngea media, con sus dos ramas (anterior y posterior), en el hueso temporal de una momia. La cabeza momificada pertenece a un hombre adulto, identificado como W19 y el ejemplar fue encontrado en la Necrópolis de Sharuna del Egipto Medio, en un sitio cuya cronología va desde los inicios de la VI dinastía del Imperio Antiguo (alrededor del año 2325 antes de Cristo) hasta las primeras etapas del periodo copto (siglos IV a IX d.C).
El hallazgo resulta extraordinario porque a nivel mundial existen muy pocos especímenes como este. Dos de ellos son la momia de Corea de la dinastía Joseon (1392-1910 d.C) del sitio Yongin y la señora de Mawangdui de la dinastía Han (205 a.C - 220 d.C) con un alto grado de conservación de la duramadre, el tejido del cerebelo, el tálamo y el sistema ventricular.
Durante el proceso de momificación de W19 se retiró el cerebro y el interior del cráneo se limpió y se llenó con sustancias conservantes como betún mezclado con lino (también hallado dentro del cráneo).
En contraste con otras 62 momias que han sido encontradas en el sitio, en W19 los materiales utilizados para el embalsamamiento actuaron como un endomolde natural del cerebro y permitieron la preservación de las huellas de las estructuras vasculares en el cráneo momificado.

Imagen del artículo original publicado en la revista Cortex: "La momificación de los vasos cerebrales en un individuo del antiguo Egipto" (http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0010945214002950
Varios factores contribuyeron a esta extraordinaria conservación. La hipótesis de los investigadores apunta a que algo sucedió en el momento de la inserción del betún en la bóveda craneal y después de la momificación las singulares condiciones ambientales como la temperatura o la acidez de los sedimentos ayudaron a la conservación del espacio interior del cráneo.
Estructuras vasculares del cerebro
El tejido neural que forma el sistema nervioso central (SNC) está rodeado y protegido por complejas estructuras de tejido conectivo vascular conocidas como las tres capas meníngeas. Estas son la duramadre (o paquimeninge) y la aracnoides y la piamadre también conocidos como leptomeninges. La duramadre es la estructura externa y se compone de tres capas: el periostio, la meníngea, y las células fronterizas o border cells. Su suministro de sangre arterial se produce a través de los vasos de la carótida externa e interna y las arterias vertebrales. La arteria más grande e importante de la duramadre es la arteria meníngea media. En la mayoría de los casos surge de la rama de la arteria maxilar de la arteria carótida externa y entra en el cráneo a través del agujero espinoso (o en casos poco comunes mediante la fisura petroesfenoidea). A continuación, se divide en ramas anterior y posterior para drenar la duramadre y la bóveda craneal contigua. Existe gran variedad de opiniones respecto a la real funcionalidad de la arteria meníngea media. Sin embargo, los especialistas concuerdan en dos posibles roles: la oxigenación y la termorregulación cerebral. La oxigenación se asocia con las capas de la duramadre más que con volúmenes cerebrales corticales. Las funciones de oxigenación de la arteria meníngea media son cuestionables, teniendo en cuenta que, a pesar de sus dimensiones, no tiene claro contacto con la masa cortical subyacente, y mayormente soporta solo las tres capas meníngeas. Por otra parte, su función de termorregulación de los vasos meníngeos medios es prácticamente hipotética. El hecho de que toda la red meníngea puede ser eliminada durante los tratamientos neuroquirúrgicos[ii], sin insuficiencia fisiológicas conocidas, evidencia la difícil comprensión de su papel dentro del sistema vascular. Actualmente varios equipos de investigación desarrollan estudios para entender el funcionamiento del cerebro y sus redes venosas desde el punto de vista evolutivo y ontogénico.
*Master en Evolución Humana y Arqueología del Cuaternario. 



[i]   Cortex es una publicación internacional especializada en estudios cognitivos y su relación entre el sistema nervioso y los procesos mentales.

Nomenclatura aborigen. Abierto...por inventario


La aplicación de un sistema consensuado para la periodización de las sociedades precolombinas de la Isla está lejos de materializarse. Numerosas condicionantes recurrentes en las prácticas arqueológicas y estudios históricos afectan el avance en este sentido y los procesos sociales de enseñanza y aprendizaje

Por Flor de Paz. Ilustraciones: J. Martínez


No ha bastado el transcurso de un siglo para nombrar con precisión a los primeros pobladores de Cuba. Ciboney, guanahatabey y taíno, apelativos salidos de supuestos etnónimos asentados en las crónicas generales de las Indias, encabezan el inventario de denominaciones registradas a partir del estudio de las sociedades humanas primigenias de la Isla.
“Han surgido tantas nomenclaturas como generaciones de arqueólogos”, asegura Gerardo Izquierdo, subdirector científico del Instituto Cubano de Antropología (ICAN). “Algunas han echado raíces, pero no se ajustan a la realidad de las comunidades que representan. Por ejemplo, el grupo que se clasifica como cazador-recolector desarrollaba otras prácticas que no pueden encorsetarse en dichas calificaciones”.
La complejidad de un asunto cuya repercusión abarca el análisis de todas las poblaciones que habitaron Cuba, entre tres mil y cuatro mil años antes del presente, es estimada en toda su magnitud en el ámbito de la producción de conocimientos histo-arqueológicos.
Pero la determinación para el uso homogéneo de uno u otro de los más de diez esquemas de periodización existentes parece improbable por el momento, a partir de desacuerdos raigales que están latentes en la comunidad científica dedicada a este tipo de investigaciones.
Una propuesta presentada por el ICAN hace alrededor de seis años hizo que la vieja discusión reverdeciera. La publicación de un trabajo sobre el tema en el diario Juventud Rebelde incitó a que la Fundación Fernando Ortiz convocara a los investigadores implicados a ofrecer sus puntos de vista en un seminario aportador de diversidad de posiciones. La controversia no fue clausurada.
Pero, ¿cuál es la génesis de las discrepancias y qué impacto tiene la cuestión en el mundo académico y de la enseñanza?
La carencia de una escuela propia
El desenvolvimiento de la arqueología en Cuba ha estado condicionado por la influencia de diferentes factores que no han permitido siempre la obtención del mayor potencial de datos a partir de las excavaciones en los sitios, del estudio de los materiales extraídos y del análisis más expedito.
“Durante la primera mitad del siglo XX, por ejemplo, las tradiciones europeas y estadounidenses predominaron en la formación de los investigadores. Tal es el caso de dos personalidades paradigmáticas de la antropología nacional: Fernando Ortiz (1881-1969) y Luis Montané (1849-1936), fundador este último del museo del mismo nombre en la Universidad de La Habana, donde se halla la génesis de toda la investigación que estamos realizando ahora”, anota el doctor en Ciencias Históricas Ulises M. González, a cargo del departamento de arqueología del ICAN.
“Posteriormente, las relaciones con instituciones científicas docentes de Estados Unidos tuvieron un influjo determinante, hasta el punto de que hoy no es posible discutir sin tomar en consideración los basamentos de una arqueología culturalista, ajustada a clasificaciones que no trascienden el ordenamiento del panorama ni se adentran en explicaciones de tipo social, porque su fin fue catalogar en función de museos y colecciones particulares”.
En contacto con la evidencia arqueológica. Ulises González forma parte del equipo que realiza excavaciones en el sitio matancero Canímar Abajo, encabezado por Roberto Rodríguez, del Museo Montané. (Foto: Catherine Álvarez).
Más adelante, en la década de los años 70' explica González, estuvimos ausentes de las discusiones con los grupos regionales que se dedicaron a la Arqueología Social Latinoamericana, centrada en una interpretación divergente de la teoría marxista en torno a las formaciones económico-sociales.
“Así, en nuestra comprensión del registro arqueológico para la reconstrucción histórica de la etapa precolombina han primado los enfoques positivistas y unilineales. Sin embargo, los esquemas de periodización no son ingenuos; cada etiqueta que se le ponga a una sociedad viene dada por una amalgama de conocimientos, influencias, teorías políticas y sociales, y del dato científico con que se cuente.
“Esa es una razón sustantiva para que lleguemos a un consenso en este asunto y tengamos un esquema de periodización del que todos seamos partícipes. Pienso que no hay conciencia de lo que eso significa, porque un elemento medular del problema radica en que el país carece de una escuela de arqueología. La mayoría de los que practicamos el oficio hemos tenido una formación profesional en historia, biología, pero casi ninguno es arqueólogo de base. Solo a través de postgrados hemos podido adiestrarnos en esa ciencia”, enfatiza.
Centrado en la investigación de la etapa precolombina desde hace años, y en su condición de coautor, junto con Gerardo Izquierdo y Enrique Alonso, de la propuesta de nomenclatura presentada por el ICAN en el 2007, González identifica como otro de los elementos condicionantes del desempeño arqueológico en el país el hecho de que, con frecuencia, no sea contrastado el registro arqueológico con el histórico.
Por su parte, Roger Arrascaeta, director del Gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de La Habana, pondera la importancia de las técnicas de excavación en el empeño de sacar verdadero provecho de la información que proporcionan los yacimientos.
“Conscientes de que los sitios pueden llevar años de trabajo, es muy importante realizar la excavación a partir de un estudio detallado de la estratigrafía natural del lugar y no por niveles establecidos de forma artificial”.
Este arqueólogo, que pasa la mayor parte del año en el trabajo de campo, unas veces en los subsuelos de La Habana Vieja y otras en sitios aborígenes, reconoce que identificar los perfiles de las tumbas en los yacimientos funerarios anteriores a la llegada de Colón muchas veces resulta complicado.
Sin embargo —subraya—, es fundamental para entender la sucesión de los enterramientos, tanto a nivel de cronología relativa (los estratos que están por debajo son más antiguos que aquellos que están por encima), como de cronología absoluta (fechado a través de distintas técnicas). “Otro asunto es que se dividan las unidades estratigráficas en capas más finas para resolver problemas de cronología relativa como estrategia vinculada al refinamiento del método”.
A la perspectiva de Arrascaeta, González añade uno de los problemas más candentes de la arqueología cubana: el de la cronología absoluta “Primero, porque tenemos muy pocos fechados radiocarbónicos, que son los que dan la idea de la existencia de estas sociedades en el tiempo. Luego, la mayoría de ellos están realizados sobre maderas carbonizadas de los sitios arqueológicos, un procedimiento que no es totalmente confiable. Afortunadamente, en algunos yacimientos del país han podido hacerse fechados en huesos humanos”.
¿Agricultores o tribales?
Pasados 20 años de la presentación de Estructura para las comunidades aborígenes de Cuba, de José M. Guarch, surgió la última de las propuestas de nomenclatura y periodización existentes para los primeros habitantes del archipiélago: la definida en el ICAN y enfocada a la realización del texto Las comunidades aborígenes en la historia de Cuba (Premio Academia 2012), un compendio de resultados de 15 años de trabajo. ¿Sus objetivos?: “Salvar una carencia extrema de actualización en el pensamiento arqueológico en el país y superar las limitaciones presentes en las formulaciones anteriores”, precisa Gerardo Izquierdo.
“A diferencia de Guarch, que se basó en una formación económico-social (FES), propusimos dos, fundamentadas en los modos en que los aborígenes desarrollaban sus actividades económicas. La pretribal, que representa a los apropiadores del producto que la naturaleza ofrece y practicantes de una agricultura incipiente, y la tribal, encarnada por quienes llevaban a cabo la producción con el fin de incrementar y facilitar la apropiación mediante herramientas más sofisticadas.
“Ello significó establecer una ruptura con el esquema proveniente de la escuela rusa, apoyado en la concepción de una sola FES correspondiente con la comunidad primitiva”. “Y no es que tengamos toda la razón; este proyecto puede ser objeto de nuevos análisis, asegura Ulises González. Pero, es posible constatar en el registro arqueológico que la interacción que uno y otro grupo establecen con los medios fundamentales de producción es muy diferente. El vínculo que los tribales ejercen con la tierra intensifica la actividad económica sobre la base de una ocupación efectiva del territorio, mientras que los pretribales aún tienen un gran espacio para explotar sin presiones demográficas de otras comunidades”.
Entonces, ¿cuál es la esencia de los desacuerdos de cara a esta propuesta?
— Que es muy arriesgado establecer la existencia de dos FES en la historia antigua de Cuba, si tenemos en consideración que todavía el dato arqueológico es muy endeble para que puedan vislumbrarse las relaciones de propiedad efectiva entre el hombre y el territorio que explota. Hay quienes no compartenla distribución de fases (estadío temprano, medio y tardío) para los apropiadores pretribales. También ha sido muy criticado que, aun habiendo acudido al basamento teórico de la Arqueología Social Latinoamericana, no utilizamos coherentemente su análisis tricategorial.
Una mirada a las opiniones publicadas en la revista Catauro en el año 2009, a raíz de la celebración del mencionado seminario convocado por la Fundación Fernando Ortiz, subraya la multiplicidad de aristas que tiene el asunto.
Para Daniel Torres Etayo, del Centro Nacional de Conservación, Restauración y Museología, es “innecesario utilizar el concepto de etapa si ya estamos empleando el de formación económico-social, y menos después de haber entendido, al fin, que la llamada comunidad primitiva no puede ser concebida como una sola FES, como un único modo de producción; esto es ya un paso de avance para nuestra arqueología”.
El investigador del ICAN Pedro Pablo Godo acentúa que la propuesta de sus colegas “enfatiza en el factor económico, en tanto la cultura se reduce a tres estadíos en los apropiadores y en un bloque para los productores sin alguna distinción, ni propuesta teórica de continuidad para el tratamiento del problema”.
Además, añade que aún resta meditar sobre el destierro definitivo de los guanahatabeyes, siboneyes y tainos; nominativos que el pueblo ha tejido en su imaginario.
En ese sentido, Joao Gabriel Martínez, del Museo Montané, refiere que aunque coincide con aspectos de la propuesta realizada por los autores, no cree que el problema radique en realizar un cambio nomenclatural a partir de las FES: “sería más eficiente la redefinición del marco cognoscitivo de estas sociedades manteniendo las clasificaciones ya conocidas, específicamente las de Ciboneyes y Taínos, lo que no afecta en absoluto los elementos que caracterizan a estos grupos desde el punto de vista propuesto”.
Las perspectivas del debate suscitado en aquella ocasión son inabarcables en este trabajo. De hecho, a la luz de nuevos conocimientos y largas reflexiones, Ulises González asegura que si se viera ante la disyuntiva de hacer otra periodización cambiaría parte de la que realizó de conjunto con sus colegas en el año 2007.
Asimismo, la diversidad de bases teóricas y denominaciones sobre las que se desarrollan los trabajos científicos es constatable en el quehacer de los investigadores inmersos en este campo de estudio en Cuba. Cada cual utiliza los calificativos que estima.
Por ejemplo, el Censo Arqueológico Aborigen, presentado por el ICAN hace alrededor de un año, fue concebido bajo las denominaciones preagroalfarero, protoagricultores y agricultores.

La enseñanza y el aprendizaje en el proceso científico
Miriam Egea, del departamento de Historia del MINED, asegura que en lo adelante estrechará las relaciones con el ICAN de cara a la actualización de los planes de estudio y libros de texto de la asignatura en los niveles de enseñanza básica. (Foto Flor de Paz).

Otro acápite del tema es el relacionado con el vacío existente en nuestra sociedad entre el conocimiento científico alcanzado, sus procesos evolutivos y la percepción pública de un tema que interesa la raíz primaria de nuestra identidad.
Las escasas horas de clases que sobre la historia antigua reciben los estudiantes de la enseñanza básica brindan una visión de las sociedades aborígenes “superada con creces hace más de 30 años”, asegura Ulises González. Además, son utilizadas las denominaciones recolectores-cazadores- pescadores y agricultores-ceramistas, en disonancia con el lenguaje más recurrente en los medios de comunicación, donde con mayor frecuencia son usados los términos siboney y taíno y cazadores-recolectores y productores.
“En los libros de texto la historia está simplificada en dos grupos fundamentalmente: los que no tenían cerámica y no cultivaban y los que tenían cerámica y cultivaban. Y no es así, los matices son muy grandes. Había una gran diversidad cultural y eso está mal tratado".
Interrogada acerca de la conducta a seguir por el Ministerio de Educación para solventar tales incoherencias, Miriam Egea, jefa del Departamento de Marxismo-Leninismo e Historia, y máster en Didáctica de las Humanidades, aseguró que durante el curso recién concluido se dieron los primeros pasos para un proceso de perfeccionamiento en todo el sistema.
“Sin prisa, pero sin pausa” —insistió—, irán atemperándose los contenidos de cara a una futura actualización de los planes y programas de estudio y de los libros de texto, “escritos hace más de 20 años”.
“No es una carrera de tiempo. La Academia de la Historia de Cuba, presidida por el doctor Eduardo Torres Cueva, está realizando un estudio minucioso de los programas de la enseñanza básica, luego de haberlo hecho con los del nivel medio superior. Al mismo tiempo, nosotros, como comisión de asignatura, hemos dado la oportunidad de que maestros de escuelas de todo el país opinen acerca de los programas que existen hoy. También estamos trabajando con especialistas del Instituto de Historia de Cuba. El contacto con el ICAN se ha centrado en las intercambios con José Jiménez Santander y el proyecto investigativo que encabeza: Censo Arqueológico Aborigen de la República de Cuba”.
Gerardo Izquierdo, en su condición de subdirector del ICAN, asegura haber hecho múltiples gestiones con el Ministerio de Educación para dar a conocer resultados científicos de gran provecho en la actualización de los contenidos curriculares, pero “la recepción de nuestro ofrecimiento ha sido muy pobre. Pienso que se deba a que la desactualización de los conocimientos en este campo de la historia afecta a muchos decisores y por eso nos excluyen”.
La falta de un entendimiento entre los entes científicos del país y con los de la región antillana, así como la insuficiente comprensión del tema aborigen en la esfera educativa y pública en general, ha conducido a una pluralidad nominativa y conceptual que trasciende a la sociedad. Prevalece así una confusión que deja abierto… por inventario el tema aborigen en la historia de Cuba.
Nomenclaturas existentes encabezadas por la propuesta por el ICAN
Apropiadores tempranos.
Comenzaron a ser identificados por los investigadores a mediados del pasado siglo. Fueron denominados: Paleolíticos, Complejo Seboruco-Mordán, Protoarcaicos, Paleoarcaicos, Paleoindios, Comunidades Preagroalfareras con Tradiciones Paleolíticas y Cazadores de la Variante Cultural Seboruco.
Apropiadores medios.
Nombrados desde principios del siglo XVI como Guanahatabeyes, Siboneyes, Ciboneyes, Auanabeyes, Complejo 1 y Complejo II, Cavernícolas, Preagroalfareros, Aspectos Guayabo Blanco y Cayo Redondo de la Fase Ciboney, Variantes Culturales Guanahacabibes y Guacanayabo de la Fase Pescadores-Recolectores, Arcaicos, Mesolíticos,
Mesoindios y Comunidades con Tradiciones Mesolíticas.
Apropiadores tardíos
También identificados por los investigadores en la segunda mitad del siglo XX como Grupo Cultural Mayarí, Formativo, Protoagrícola y Fase Protoagricultores, integrada esta por las Variantes Culturales Canímar y Mayarí.
Productores
Participantes del encuentro entre dos mundos iniciado en 1492 y continuado con la colonización hispana del Archipiélago a partir de 1510. Fueron denominados primero como Indios de la Misma Isla, y después Taínos, Complejo III, Taínos y Subtaínos, Agroalfareros, Fase Agricultores  de la Etapa de la Economía Productora, integrada por las Variantes Culturales Damajayabo, Baní, Jagua, Cunagua, Bayamo y Maisí.
Artículo publicado en la revista Juventud Técnica, septiembre-octubre de 2014)



viernes, 21 de noviembre de 2014

Biomarcadores y medicina de precisión revolucionan la Oncología

Pilar Garrido: “Mi mensaje para los jóvenes es que no fumen y sin fuman ¡que lo dejen ya!

Por Flor de Paz. Foto: Reno Massola.

Un nuevo de concepto de medicina personalizada y de precisión en oncología, basado en las características moleculares y específicas que tiene el tumor de cada persona, singularizó la jornada científica inaugural del congreso de la especialidad que se está celebrando en La Habana.
La doctora Pilar Garrrido López, presidenta de la Sociedad Española de Oncología Médica, quien tuvo a cargo una conferencia magistral sobre el tema, ofreció una detallada panorámica de la experiencia de su país en la “traducción” práctica de la nueva perspectiva terapéutica y en el desarrollo de una plataforma de diagnósticos moleculares y biomarcadores,  requerida para la aplicación de medicamentos específicos, según la tipificación de la lesión tumoral en el paciente.
En rueda de prensa realizada luego de su intervención en el plenario, la especialista explicó cómo en la actualidad referirse al cáncer de pulmón, por ejemplo, implica la consideración de una serie de características distintas en estos tumores. Y tal conocimiento ha conllevado a la necesidad de seleccionar tratamientos diferentes para cada una de las personas afectadas, según las características moleculares de cada lesión.
Al referirse a la fase en que se halla Cuba en la introducción de este nuevo concepto en el enfrentamiento del cáncer, el doctor Jorge Luis Soriano, presidente del Comité Científico del evento, dijo que el país está en fase de preparación de la plataforma de biomarcadores. “Realizamos en estos momentos los estudios de factibilidad desde el punto de vista del costo efectivo que requiere la incorporación de los nuevos equipamientos para la biología molecular.
“Quizás nos montemos sobre la práctica que hemos tenido en la primera mitad de este año con la introducción de tecnología moderna en la realización de inmunohistoquímica en anatomía patológica, lo cual ha incorporado en este campo rapidez, seguridad y controles de calidad externos. Porque si es importante tener el diagnóstico, más importante es que este sea seguro, como garantía de que vamos a indicar al paciente la sustancia terapéutica que necesita”.
En ese sentido el doctor Soriano subrayó que a la desventaja de no contar todavía con la plataforma de biomarcadores se superpone la posibilidad de hacer las cosas bien desde un inicio sobre la base de la experiencia que han tenido otros países, pues “esta es una tecnología costosa”.
Al respecto Pilar Garrido aclaró que invertir en estas tecnologías significa insertarse en en la “medicina que vamos a hacer en los próximos años para la inmensa mayoría de los pacientes. Por tanto, una vez puesta en marcha cualquier biomarcador o nueva indicación ya contaría con un sistema montado capaz de asegurar la accesibilidad de todos los pacientes, así como el ahorro de nuevos costos.
“Cuando hablamos del progresivo incremento de los pacientes con cáncer, a partir del envejecimiento poblacional y otros factores, se es realista al invertir nuevos recursos en terapéuticas más precisas contra la enfermedad, porque cuando el paciente no recibe el mejor tratamiento puede sufrir complicaciones e ingresos hospitalarios que causan gastos, además de impactar negativamente sobre su calidad de vida”.
La denominada plataforma de biomarcadores constituye la base necesaria para la realización de los diagnósticos moleculares, lo que después redunda en un tratamiento específico. Su aplicación significa una reconceptualización total de la oncología sin que queden atrás los fármacos convencionales aplicados hasta ahora, pues estos van a seguir teniendo un espacio en los tratamientos médicos. Ahora —explicó Soriano— hay que ver cómo van a combinarse los fármacos nuevos y los viejos. “Todavía hay mucha investigación por realizar para saber cuál es el papel de cada uno de ellos en la oncología moderna”.
En cuanto a la prevención del cáncer, considerada por ambos especialistas como la mejor medicina de precisión que existe, están los llamados hábitos de vida saludable y en todo caso, el diagnóstico precoz. Sin embargo, refiere el doctor Soriano, la mayor parte de los tumores de pulmón se diagnostican en etapas avanzadas, cuando es poco probable que pueda obtenerse algún control de la enfermedad”.
Como causa fundamental de este tipo de tumor en Cuba se halla el hábito de fumar que también afecta a los fumadores pasivos. En la Isla esta es la primera causa de incidencia y mortalidad por cáncer; para el hombre en ambos parámetros y para la mujer en cuanto a mortalidad.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Oncología 2014: entre la prevención y la terapéutica





A la derecha, célula maligna
 Durante la semana en curso tiene lugar en La Habana Oncología 2014, un evento que intenta abarcar las complejidades del cáncer y el desarrollo preventivo-terapéutico en Cuba. Los llamados productos naturales, como el veneno de escorpión, no forman parte de los temas a debatir al carecer de evidencia científica sobre su pretendida efectividad.



  Por Flor de Paz
La aspiración de convertir al cáncer en una patología crónica, en el sentido de lograr un control de la enfermedad en el paciente, es el móvil de una amplia diversidad de acciones que se desarrollan en el campo de la investigación y la clínica oncológica en Cuba.
A partir de ese presupuesto, la generación de productos biotecnológicos y su aplicación en la red de asistencia médica de la especialidad en todo el país han centrado un número de prácticas científico-clínicas que serán puestas sobre la mesa para su revisión ante más de 400 especialistas (nacionales y extranjeros) participantes en el Congreso Oncología 2014, a celebrarse la próxima semana en el Palacio de las Convenciones de La Habana.
Según explicó en rueda de prensa el doctor Jorge Luis Soriano García, presidente del Comité Científico del evento, las evaluaciones consiguientes a los ensayos clínicos (estudios de supervivencia, calidad de vida, entre otros) van a ser tratadas en cada una de las sesiones que han sido identificadas por las diferentes localizaciones anatómicas que afecta la enfermedad.
“Por ejemplo, en la de pulmón serán objeto de análisis el uso de las vacunas terapéuticas elaboradas por el Centro de Inmunología Molecular: Cimavax-EGF y REGF; la sesión de cáncer digestivo abordará la aplicación del anticuerpo monoclonal Nimotuzumab en esófago y páncreas.Bajo la denominación Inmunoterapia tendrán espacio para el intercambio las comunicaciones relacionadas con los mecanismos básicos (cómo se han obtenido estos productos) y de acción de las citadas moléculas generadas en las instituciones biotecnológicas cubanas.
Ante la ausencia en el programa del evento de los llamados productos naturales contra el cáncer (entre ellos el veneno de escorpión), el doctor Soriano advirtió que estos no cuentan con ninguna investigación clínica o demostración científica de efectividad. “La ciencia es una sola y con esos preparados no ha sido desarrollado ese ciclo en el cual la industria biotecnológica, por ejemplo, ha realizado la obtención de moléculas, desarrollos clínicos y evaluaciones que evidencian la efectividad (o no) de un compuesto para una determinada localización de cáncer. Sabemos que hay varias investigaciones preclínicas realizadas por Labiofam, pero todavía estas no han pasado a la fase clínica (de estudio en humanos)”.
En Cuba son diagnosticados anualmente un promedio de 40 mil nuevos casos con la enfermedad, dijo la doctora Teresa Romero, directora de la Unidad de Cáncer del Ministerio de Salud Pública. La especialista, quien encabeza el programa integral para la prevención de la patología, añadió que el 87 por ciento de las investigaciones realizadas el año pasado en el país sobre esta especialidad médica fueron aplicadas en beneficio de la población.
También en el terreno de las terapéuticas y como parte de este evento, el Simposio Internacional de Cirugía Craneofacial Oncológica llevará a los participantes los primeros resultados de 20 de los 60 casos operados de tumores de cabeza y cara que invaden la base del cráneo. Hasta hace muy poco —explicó el doctor Nélido González Fernández— estos pacientes morían porque no teníamos como intervenir en esta estructura anatómica. “Ya somos capaces de hacerlo, no hemos tenido ninguna mortalidad y, por tanto, los pacientes ya pueden recibir en Cuba este tipo de cirugía. Al mismo tiempo, avanzamos hacia la realización de estas operaciones por vía endoscópica”.
Otro asunto de notable importancia y que, según los expertos, marcará el futuro de la atención oncológica, es el de la llamada medicina personalizada y de precisión. Este tema contará con varios espacios en el evento así como con una conferencia magistral inaugural a cargo de la doctora Pilar Garrido López, Presidenta de la Sociedad Española de Oncología Médica. Dos temas más estarán entre las comunicaciones de esta categoría: Evolución de las técnicas modernas de radioterapia y Evolución de la cirugía radical a la conservadora.
Oncología 2014 abriga asimismo el I Encuentro Nacional de Onco-ginecología en el que igualmente serán evaluadas las aplicaciones de los productos biotecnológicos cubanos y tecnologías quirúrgicas no invasivas.
La poca demanda de alternativas diagnósticas existentes a nivel de policlínico como el análisis de sangre oculta en heces fecales, por parte de médicos y pacientes, estuvo entre los llamados de atención de esta reunión con la prensa, en la cual el presidente del Comité Organizador y de la Sociedad Cubana de Oncología, el doctor Jorge Juan Marinello reflexionó acerca del por qué no han podido lograrse en este campo médico aspiraciones planteadas hace más de 20 años. Entre ellas mencionó la disminución de la incidencia de la enfermedad en etapas avanzadas, basada en los preceptos básicos requeridos para dar solución a esta problemática patológica: una adecuada prevención, un diagnóstico temprano y un tratamiento oportuno.
Uno de los objetivos de este congreso —subrayó el doctor Marinello— es recapitular sobre aquellos problemas que han impedido que los trabajos realizados en prevención no hayan dado los resultados que esperábamos. Porque las tentativas de tratamientos novedosos están hechas para pacientes que ya no están en etapas tempranas, lo que van es a prolongar su vida y a darles mejor calidad, pero la posibilidad de actuar con la intención de curar se ve limitada cuando el diagnóstico no es temprano”.
Mas información: http://www.oncologiahabana2014.com/index.php?module=pre-congress-courses
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